Un periodista llega a un paraje montañoso para hacer un reportaje sobre la vida del lugar. Aborda uno de los aldeanos y le dice:
– Por favor, cuénteme algo anecdótico de esta región.
El aldeano comienza:
– Una vez se perdió una cabra de nuestro rebaño, y como es la costumbre, nos reunimos todos los de la aldea, bebimos todas las botellas de vino y salimos juntos a buscarla al monte. Cuando la encontramos, como es la costumbre, volvimos a beber y uno por uno hizo sexo con la cabra…
El periodista interrumpe:
– Oiga, este reportaje será publico. Mire, mejor me cuenta algo alegre de la región.
– Bien, una vez se perdió en el monte la mujer de un vecino y, como es la costumbre, todos bebimos y salimos en su búsqueda. Al encontrarla, como es la costumbre, bebimos y cada uno hizo sexo con ella.
El periodista no soportó más y con el fin de evadir ese tema, le dijo al aldeano:
– Mire, mejor cuénteme algo triste.
El aldeano, limpiándose una lágrima que comenzaba a salir de sus ojos, continuó:
-Una vez yo me perdí en el monte…
Dos agricultores están conversando:
-¡Otra vez los cuervos se me han comido la cosecha!
-Pero hombre, haz como yo, pon un espantapájaros.
-Si siempre pongo uno, pero como si nada.
-Lo que tienes que hacer es pegarle una foto de mi suegra.
-¿Y eso es efectivo?
-Mira, a mí los cuervos no solo no me han comido la cosecha, sino que me han devuelto la del año pasado.
-Sabes mi amor, cuando oigo tu voz, recuerdo el mar.-¿Por qué, viejo?
-Porque tu voz me marea.
-Mi amor, ¿creés en el amor a primera vista?
-¡Claro! Si te hubiera mirado dos veces no me habría casado
De la infinita colección de Aníbal Litvin ¡Feliz Año Nuevo!
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