Los miembros de una familia de nuestro tiempo no tienen experiencia en pérdidas. A su esposa o al descendiente se les suma a la responsabilidad de tener que manejar algo que generalmente desconocen.
Hace unos pocos días, asistí a una charla del Dr. Leonardo Glikin, un referente en el país de Planificación Sucesoria, y quisiera transcribir alguna de sus palabras, que dan origen a este artículo.
"Hoy vamos a hablar de lo que no se habla, por temor , por comodidad o por costumbre. Preferimos pensar que la muerte siempre es algo que les sucede a los demás y cuanto más distantes sean, mejor. Mediante una buena planificación se pueden evitar muchos efectos indeseables de una muerte a destiempo. Y la muerte, casi siempre llega a destiempo".
Pensé largamente en una cantidad de empresas que han perdido a su fundador, y la reacción de sus familiares, que al no entender lo que les sucedía con el dolor y el duelo , se manejaban, y terminaban manejando a su Empresa, como si los muertos estuvieran vivos y los vivos estuvieran muertos.
Por lo general, los miembros de una familia de nuestro tiempo, gracias al grado de longevidad que impera, no tienen experiencia en pérdidas. Pero no todas la pérdidas son por la muerte del ser querido (o no). Pérdidas son también los divorcios y las enfermedades discapacitantes, Alzheimer, etcétera.
A su esposa o al descendiente, o a ambos, se les suma el impacto de la perdida, a la responsabilidad por tener que manejar algo que generalmente desconocen. Este impacto por la pérdida; este transitar el dolor; este elaborar el duelo es imprescindible, pero en una Empresa Familiar se convierte en una preocupación más, en una mezcla explosiva. Porque está en juego el sostener la Empresa que el fallecido, o el divorciado, o el discapacitado dejó, la responsabilidad de mantener la propia familia más el compromiso con las familias que dependen de la Empresa, aparte de la no menos importante necesidad de hacer crecer la Empresa.
Hablemos del duelo. Durante toda la vida ganamos cosas y perdemos otras. Es más: en lo humano, generalmente se pierde algo para, justamente poder ganar algo mejor. Desde perder el lugar de privilegio dentro del vientre materno, hasta perder, en este caso, un padre o un esposo.
Pero los duelos se elaboran con el tiempo. Mucha gente confunde la tristeza con la depresión, porque estos estados comparten varias sensaciones y síntomas: trastornos del sueño y el apetito, escasa energía, fatiga, mala concentración, descenso del rendimiento laboral, aislamiento social y sensación de culpabilidad.
El duelo carece de los dos síntomas de la depresión, la abrumadora sensación de inutilidad y un sentimiento autodestructivo. La depresión es un trastorno psicológico y finalmente físico. Tiene que ver con la química corporal. De hecho, cuando se recetan antidepresivos, actúan como sustancias químicas. La depresión forma parte de la problemática médica.
Pero el duelo, la tristeza puede ser ayudada a transitar, no sólo por la propia persona que la padece, sino por una ayuda externa, en nuestro caso, la del Mentor, en la medida que uno acompañe al doliente a pasar la curva de duelo, ayudándolo a no exigirse más de lo que sus fuerzas le permiten.
La pérdida de energía mental que produce por estar preocupado por el ser querido perdido, es nueva. El Mentor sugiere no tomar inmediatamente decisiones importantes que puedan cambiar la vida. Que no venda la empresa irreflexivamente. Así como en el caso de un divorcio, propondría que el cónyuge no se vuelva a casar inmediatamente, así le expresaría a su cliente, que ya tiene suficiente con intentar superar la pérdida y hacer frente a las nuevas circunstancias, que no insistiera en tomar decisiones importantes.
El Mentor tampoco permitiría organizar una negación frente al hecho de la pérdida, como no favorecería salidas maníacas que retarden el tránsito por la curva del duelo.
Hasta aquí, el eje de los "deudos", de los que quedan. En nuestro próximo encuentro desarrollaremos el tema desde el que ya no está. Comentaremos del grado de comunicación entre el empresario y su cónyuge o con sus hijos, que así como se puede encontrar con una fortuna, podrán encontrarse con deudas. De quien pudo dejar sus cosas ordenadas y favorecerá el paso por los estados de dolor y pérdida, o de aquel que haya organizado una empresa "mula". Conocemos que la mula es una cruza de caballo y burro, del cual sale un animal híbrido, que no deja descendencia.
Todo esto para poder reflexionar y luego operar para conseguir una vida mejor, para la familia, para los individuos que la componen y para honrar nuestra propia descendencia.