La historia de Allen Swift comienza con su nacimiento en 1902, en el pueblo de Springfield, en el estado norteamericano de Massachusetts. Swift heredó un negocio familiar de metales preciosos y su regalo de graduación tras terminar la universidad en 1928 fue un precioso Rolls-Royce Piccadilly Roadster.
Con su matrícula S273FP, fue uno de los 2.500 Phantom construidos en la fábrica que Rolls-Royce mantuvo en Estados Unidos entre los años 1921 y 1931. Hoy en día es un clásico muy valorado.
Este precioso descapotable biplaza era en sus días uno de los coches más deseados del mundo, un deportivo que podía superar los 120 km/h gracias a un motor de seis cilindros en línea con 7.4 litros. Con tres velocidades y frenos de tambor, costaba 10.900 dólares en 1928. Ajustando la inflación a 2010, habría costado a precios actuales unos 120.000 euros.
Al final de su vida, cuando ya supo que no volvería a conducir, donó su precioso Rolls-Royce y un millón de dólares al Connecticut Valley Historical Museum. Este millón ayudó a por fin hacer realidad el proyecto del museo, de lo que los gerentes están muy agradecidos. Por siempre, generaciones podrán apreciar el Rolls-Royce de Allen Swift y conocer una hermosa historia de amor por su automóvil, como la que tienen muchos de quienes leen estas líneas por el suyo.