Narda Lepes

Es la cocinera más conocida de la televisión argentina. Divertida como pocas aquí nos cuenta sus peripecias con los coches.

¿Cómo te definís como conductora?
 
Voy con la ventana cerrada y puteo al que me toca bocina o se me cruza (risas). Trato de no calentarme, aunque igual me caliento cuando me tiran al auto encima. Porque las mujeres que van con su cochecito del bebé van caminando, paran en la esquina, bajan el cochecito y después se asoman ellas. Ahí me dan ganas de bajar y decirles algo. No digo de tirarles el auto encima para que aprenda, no hablo de aleccionar… pero… en fin: las madres haciendo fila en las puertas de los colegios en doble fila… así no se puede. 
 
¿Qué es tu auto para vos?
 
Es un transporte y un lugar de almacenamiento. No soy una maniática. Si se rompe algo lo arreglo enseguida. Pero no está todo limpio siempre ni impecable. 
 
¿Y cómo lo cuidás?
 
De mecánica está perfecto, porque le hago todos los controles. Lo estético no me interesa, mejor medio magulladito así no llama la atención. Además tengo el auto con más mala suerte del mundo. 
 
¿Cómo es eso?
 
En la puerta de mi casa me lo chocaron dos veces y me lo escribieron otra. Me robaron la rueda y una amiga me lo chocó…
 
“Un Falcon Gigantesco”

¿En qué coche aprendiste a conducir? ¿Quien te enseñó?
 
Me empezó a enseñar mi mamá en un Falcon gigantesco: era de esos viejos, amarillo patito con las partes plateadas cromadas. 
 
¿Cuál fue tu primer coche?
 
Hace dos años: un Fit 2008. Encima soy tan distraída que fui con el dinero a la concesionaria a llevármelo en el momento. 
 
Como si fueras al kiosco.
 
Sí, el tipo se me cagó de risa. Me dijo que tenía que esperar cinco meses. No sabía cómo se manejaba eso. Yo quería llevarme el auto en ese momento. Al final llamé a todo el mundo y me llamaron al otro día de la concesionaria y me lo dieron enseguida.
 
 Y de los autos que tuvo su familia, ¿cuál fue el que más recordás?
 
Un Renault 18 de papá. Una Break. Del ochenta y pico. También tuvo una camioneta como la de Scooby Doo, de esa no me olvido más. Toda alfombrada por dentro. 
 
¿Con qué auto no se puede levantar nada, qué auto es de perdedor?
 
A mí si es muy llamativo no me va, aunque seguramente se debe levantar un montón con un descapotable de millonario. Pero no me importa a mí. Me daría vergüenza. 
 
“Lo menos ecológico”

¿Cuál es el coche de tus sueños?
 
Me gustan los más viejos, pero que ni loca tendría porque es lo menos ecológico que hay en el mundo. Pero gastan mucho. Y ensucian. Y el tanque lo gastás en una vuelta manzana. Cuando fui a Perú anduve en un Prius y me encantó, no sé cuánto sale, ni idea, además es silencioso. Parece que va volando, no escuchás el motor, y anduve en medio del tráfico de Lima. 
 
¿Alguna anécdota graciosa que hayas vivido a bordo de un auto?
 
Cuando empecé a manejar salí con el auto y estaba en tacos. Tenía 19 y mi mamá me prestó su 504. Y en la puerta del lugar adonde iba me pasé de la puerta por el taco. Quise frenar y aceleré. Y me subí a la vereda. Casi me llevo gente puesta, todo por culpa de los tacos. 
 
 
"Un GPS trucho"
 
¿Con la tecnología cómo te llevás, usás GPS?
 
Me manejo bien con el GPS, sólo que es medio trucho y por momentos se cruza y se invierte el mapa y cuando me dice que dobla a la derecha, al final es a la izquierda. ¡Te pierde en vez de guiarte! 

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