Parejas en destiempos: el regreso de la Patrona

El Mentor analiza un caso cada vez más frecuente en las empresas familiares: la socia y esposa del dueño que quiere volver a la empresa cuando los hijos crecidos ya se dejaron el nido.

En nuestro encuentro anterior, conversamos acerca de las parejas que decidieron formar -aparte de un hogar-, una empresa en común. Pasaron los años, vinieron los hijos, y ella se fue alejando cada vez más de la empresa, ocupándose de su casa y de la crianza de los hijos.

Por supuesto que en ésta, como en todas las historias de empresarios, cada vez que el marido volvía del trabajo, la ponía al tanto de las novedades, los problemas y los logros. Se armaba en casa una reunión de Directorio permanente.

La Empresa sigue su curso, las conversaciones respecto de ella quedan acotadas a lo más importante, pero la mujer poco a poco, día a día, mes a mes, año a año, se va desvinculando del diario devenir, de las transformaciones externas que sufre la plaza, los clientes, los proveedores, de las internas y modalidades de trabajo que se actualizan (por eso perdura esta Empresa tantos años).

Pero un día, llega el “síndrome del nido vacío”: la esposa se da cuenta de que se quedó sin “hijos para criar”. Notemos que ya pasaron entre 25 y 30 años desde que dejó de trabajar en la Empresa, aunque siempre haya seguido trabajando “para la” Empresa.

Entonces le plantea a su marido que quiere volver a trabajar con él. Bien, aquí -como se imaginarán- comienza el conflicto.

Durante todos estos años cada cual pudo desarrollar una cierta “individualidad”, cada uno en su campo. De golpe, se vuelven a confundir los espacios. De pronto, en la Empresa, donde había un cierto equilibrio (por eso perduró), comienzan a haber nuevamente dos cabezas.
Con la mirada crítica de alguien que necesariamente va a encontrar situaciones “perfectibles” dentro de la Empresa, porque no hay en el mundo ningún lugar donde las cosas sean “impecables” y donde no se encuentre algo por “mejorar”.

Seguramente, para tomar cada empleado nuevo se ha hecho una búsqueda adecuada; los antiguos se han capacitado una y otra vez; ya se depuró lo depurable (por eso perduraron), y llega aquí un nuevo “empleado”, supernumerario, pero con mando y poder, aunque esto último no sea visible (pero que existir, existe).

Es un clásico trabajo del Mentor resolver este conflicto, para situar a cada cual en su rol, función y tarea. El Mentor ayudará a ubicarse a esta pareja que se lleva bien (por eso perduraron) y no permitirá que se pierdan estos vínculos por una situación de “porque siento que perdí algo, debo recuperarlo”. En este caso, está la sensación de pérdida de un rol de ser “útil y necesaria”, dentro del esquema familiar, y la sensación de que la Empresa será el lugar de restañar “esas” heridas.

No hay peor lugar que la Empresa para ir a refugiarse, y uno se pregunta: ¿refugiarse de qué? No hay peor circunstancia que forzar la integración de un nuevo miembro a la empresa, aunque “sepa” todo acerca de ella. No hay peor actividad, ni más frustrante, que la que uno ejecuta “porque no tiene otra cosa que hacer”.

En estos casos, el Mentor indicará, que aquel que se ha quedado sin proyecto vital -porque no pudo o no supo preparárselo a tiempo-, siempre está a tiempo de prepararse un proyecto vital. Así sea fuera de la Empresa, en un proyecto propio o alternativo, así sea preparándose para entrar a la Empresa en forma orgánica.

Y esto significa, aggiornarse antes de comenzar a trabajar. Estudiar para agregar algo nuevo y distinto dentro de la Empresa, algo que le agregue valor, sin transitar por los mismos lugares donde no hay espacio para gente que duplique las actividades. En una palabra, que pueda utilizar la inteligencia, y no solamente el tiempo que considera muerto.
Porque se trata de no quitar energía. Se trata de no consumir la torta, sino agrandarla, para que todos puedan comer un poco más, pero dentro de un tono de alegría por estar vivos y maduros, y no llorando una pérdida -que si bien no es tal, porque habla de hijos maduros y emancipados-, cada uno la vive como sabe y como puede según su historia transgeneracional.

 

ernesto beibe

Por Ernesto Beibe | Mentor
ebeibe@speedy.com.ar l www.mentoringempresario.com

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