Acercándose a los 50 años de edad, el español Carlos Sainz, que ha hecho historia al convertirse en el último campeón -y el primero en España- de la categoría coches en el Rally Dakar 2010 con Volkswagen.
Ganar el Dakar no es cosa de todos los días, claro. Son varias jornadas en donde, según Sainz. “Influye mucho la estrategia y una serie de cosas que, hasta que no acabas, no puedes estar seguro de lo que ocurrirá”. Condición primordial, dicen los expertos, aunque suene redundante y hasta primario: se debe tener un auto capaz de ganar. “Y, además, hay que tener mucha paciencia, mantenerla en todo momento. No puedes depender de tu suerte porque la competición es demasiado compleja para ello. Influye mucho también el equipo que te prepara el coche. Que cada uno sepa cuál es su función y que la desarrolla de forma profesional”.
Otro asunto de la lista de prioridades es no tener problemas mecánicos ni inconvenientes de navegación. “E ir más rápido que los demás –confiesa Carlos–. Porque en el Dakar 2010, yo rodé rápidamente desde el principio, sufrí una avería que no tuvo que ver con el ritmo que llevábamos”. Donde él corrió, se trató de un medio hostil, lugares en los que constantemente lo ponían a examen con pruebas muy duras. “Y eso es lo que hace que el Rally Dakar sea una carrera tan especial”.
Y si la idea es sumar revelaciones, Sainz confiesa que “hay dos cosas para tener en cuenta en esta competencia: la navegación y el pilotaje. En algunos momentos, la primera es fundamental, puesto que puedes ir muy rápido pero si te pierdes y no vas por el buen camino y tienes que retroceder, no lograrás un buen tiempo. Correr, es decir, pilotear, hay que ir rápido siempre. Pero naturalmente no todo es navegación. Navegación y pilotaje deben, las dos, funcionar correctamente”.
El campeón español, como un buen padre consejero, concluye que “en el Dakar la labor del copiloto es fundamental”, aunque, claro, cabe sumar a la lista de confidencias el hecho de “no cometer errores en la arena del desierto”. Y repite, como si fuera una condición sine qua non, “ser paciente”, porque resulta ser una competencia larga, pero también se trata de una “carrera de una importancia enorme en el mundo del deporte”.