La hermosa bailarina y vedette nos cuenta su linda relación con los vehículos.
¿Qué significado le das a tu coche?
Es mi segundo hogar. ¡Tiene nombre y todo! Se llama “Cucky”.
¿Cucky es tu primer coche?
No, el primero fue un Renault Megane del 2000. Me lo regaló mi viejo. En ese momento, yo todavía no había terminado el colegio. Acababa de cumplir 17 y por supuesto que no contaba con plata para comprármelo.
¿Y por qué “Cucky” fue tan importante?
Porque me costó bastante comprarlo, por eso es que le di un significado muy especial. Fui mi “Cucky” por tres años y medio. Ahora, tristemente, tuve que venderlo. No sé qué me voy a comprar. Pero tirame un nombre, si querés, así sé cómo llamarlo.
¿Cómo cuidás a tu coche?
Lo lavo cada dos semanas, aunque a veces pasa más tiempo. Pero ¡si se mantiene limpito está todo bien! Mientras no llueva o no me meta en el barro…
¿Y adentro? ¿Cuales son las reglas para permanecer en tu coche?
¡En mi auto no se fuma ni se toma alcohol! Porque yo no fumo ni tomo alcohol. Entonces, ¡listo! Nadie lo puede hacer. Adentro está siempre limpio, tengo hasta tachito de basura donde van todos los papelitos de los peajes, de los caramelos, de todo.
¿Alguna vez se te pinchó una goma y tuviste que cambiarla?
Me ha pasado tres veces. Una, estacioné el coche y llamé a mi mejor amigo: “Negro, por favor, estoy acá cerca de tu casa y pinché: ¡ayudame!”: Se vino y la cambió. Otra, en la facultad. Ahí me ayudaron mis compañeros. Y la tercera, estaba sola en la calle, así que me fui con la goma pinchada… hasta que encontré una gomería.
¿Te gusta manejar o lo hacés por necesidad?
Me encanta. Además, saqué registro a los 17. Era la única de mis amigas que tenía coche en ese momento. Así que siempre salíamos con mi auto.
¿Quién te enseñó a manejar?
Mi papá y mi mamá, los dos. Empecé desde muy chiquita.
¿Qué cosas no pueden faltar en tu coche?
Primero, como ya lo dije antes: importantísimo el tacho de basura. Eso es esencial. Después, almohadones. Tengo cuatro: uno de Bugs Bunny, otro de Tweety, otro de Minnie Mouse y otro de Silvestre. ¿Para qué los uso? Cuando voy de trabajo en trabajo, por ejemplo, terminé un evento y tengo que esperar para entrar al teatro, si estoy muy cansada, agarro a Twity, me lo pongo debajo de la cabeza y duermo 15 minutos adentro del auto.
¿Tenés GPS?
No, pero ¡me vendría tan bien! Matías (Alé, su novio) me dijo que me iba a regalar uno. Todavía estoy esperando…
¿Alguna vez te paró la policía?
Miles de veces: por pasar semáforos en rojo y también por dejar el coche mal estacionado. He pagado varias multas.
¿Con qué coche te parece que es imposible levantar a una mujer?
No sé, nunca me fijé en el auto para salir con alguien. A mí, hasta me han venido a buscar en remise.
Pero en colectivo, jamás, ¿no?
No, en colectivo, no, pero porque vivo muy lejos (risas). ¡No tengo ningún problema! No me fijo en eso para salir con alguien.
¿Cuál es el coche por el cual las mujeres mueren?
Las mujeres tal vez mueren por una Ferrari, pero a mí me gustan los descapotables: me deslumbra un 307 Cabrio.
¿Por qué creés que para el hombre el coche es un lugar de fantasía sexual?
¿Lo es? No sé. Debe ser porque son muy “tuerca”. Ahora, ojo, te digo una máxima: “El hombre que cuida mucho su auto, es infiel”. Matías no lo cuida. Si lo hiciera, estaría preocupada (risas).
¿Tenés alguna anécdota divertida que te haya pasado en un coche?
Una vez, salimos con mi auto, éramos miles adentro. Recién había sacado el registro. Yo no soy supersticiosa, pero mis amigas, sí. O se ve que a esa altura de la madrugada, se habían convertido en supersticiosas. No sé. La cosa es que nos cruzó un gato negro por delante. Entonces las chicas me hicieron frenar y se bajaron todas. También me hicieron bajar a mí y, junto a ellas, dar tres vueltas alrededor del auto. Dicen que hay que hacer eso. Fueron las tres vueltas más divertidas de mi vida.