La nota de tapa de esta edición, más allá de testimoniar la posición de avanzada de la industria automotriz china y su estrategia de desarrollo de vehículos eléctricos, nos invita también a revisar en retrospectiva –como quien no quiere la cosa- la realidad del negocio de posventa en nuestro país.
Cuando tomamos la decisión de apostar a la creación de una revista de negocios del aftermarket local, hace ya 25 años, los canales comerciales y de distribución eran, esencialmente, similares a los que existían en los años 60, 70 y 80, las décadas que la precedieron.
Ayer: si bien la industria de autopartes había dado un giro de 180 grados en los años 90, cuando las empresas matrices que habían otorgado licencias a fabricantes nacionales decidieron, por obra y gracia de la globalización de la industria automotriz, tomar el control de las empresas nacionales licenciatarias, el resto de la cadena de distribución no se vio alterado por estos cambios.
Hubo, sin duda, una evolución en el segmento, motorizada por un mayor nivel de profesionalización y la incorporación de herramientas tecnológicas que permitieron contar con un volumen de información mayor. Al mismo tiempo, los grandes distribuidores empezaron a tomar posiciones estratégicas para estar más cerca de sus clientes, como el hecho de instalar sucursales con depósitos en diferentes localidades de su sitio de origen.
Desde otra sintonía, el canal minorista apenas alteró su fisonomía, al influjo de la decisión de las marcas de tomar posición en los frentes de comercios para “instalarse” frente al público.
Hoy: con el paso de los años el canal de distribución abrió paso a a su desarrollo profesional a través de su incorporación a los diferentes grupos internacionales -originalmente identificados como grupos de compra- que les permitieron incorporarse a un movimiento global así como desarrollar nuevas estrategias frente a sus clientes. Fue, indudablemente, la llegada de Mercado Libre el disparador del cambio en el canal minorista y también en el de distribución, bajo el modelo de la comercialización 7×24 y “just in time”, en donde el minorista atiende a un público sin relación de distancia ni tiempo ni inventario, pues al trabajar en tiempo real con el stock del distribuidor, está en condiciones de vender cualquier pieza, un modelo en el que es el mayorista quien se encarga del delivery al comprador, o a la tienda en el menor tiempo posible, lo que achica costo de la comercialización.

Esta instancia provocó una reducción sustancial de los puntos de venta, ya que aquellos comerciantes que se apuntaron rápidamente a este nuevo modelo ganaron mayor volumen de ventas, en detrimento de aquellos que se sostenían con un volumen mínimo de negocios.
¿Mañana? Es la gran pregunta. De qué modo influirán en el negocio el desarrollo de los nuevos vehículos, las soluciones como las de Promotive, los grandes grupos comerciales, la expansión de Mercado Libre, es aún difícil de predecir. De lo que estamos seguros es que allí estaremos con nuestras publicaciones digitales para dar cuenta de la evolución del mercado.
Hasta la próxima.
Natalio Borowicz
Editor Revista Aftermarket