La industria automotriz colombiana puede alcanzar economías de escala y un nivel competitivo sin necesidad de ir muy lejos en acuerdos comerciales.
Así lo considera el colombiano Jaime Ardila, presidente de General Motors para América del Sur, quien fue promovido recientemente desde la multinacional en Brasil y quien considera que no sólo esa ensambladora, sino las demás que operan en Colombia pueden tener una plataforma de exportación competitiva si cuentan con un nuevo marco de reglas de largo plazo.
Según el directivo, el modelo de negocios local de la industria automotriz consistente en plantas que importan el CKD y ensamblan el producto terminado, es exitoso porque genera empleos de calidad y una cadena de autopartes respetadas en la región. Sin embargo, a su parecer se requieren transformaciones de fondo para enfrentar los cambios tecnológicos y la intensificación de la competencia global.
Por tanto, ve prioritario un acuerdo entre el sector e inclusive la cadena automotriz y el Gobierno, con el fin de que, a cambio del compromiso de altas inversiones, se amplíen plantas y la participación de componentes locales, entre otros. El ejecutivo se muestra a favor de una revisión de la política industrial del sector que, en primer lugar, defina reglas en los acuerdos comerciales, la apertura de las importaciones y la legislación de contenido local.