Nuestra primera incursión en el mercado de posventa tuvo lugar varios años antes del lanzamiento formal de esta publicación. Es decir, a finales de los años 90.
Hicimos pie en lo que por aquel entonces se daba en llamar lubricentros que, con el tiempo y la adecuación de la oferta a la demanda, se reinventaron como centros de servicios y tomaron la posta de lo que hasta ese momento se encargaban los puntos de despacho de combustibles.
Esta experiencia cinceló de alguna forma a Aftermarket, desde la comprensión de que el mercado y los servicios relacionados con la posventa presentaban dos características fundamentales: tiempos de maduración medibles en décadas y, como se infiere de ello, su rigidez.

Los datos existentes dan cuenta de un mercado reactivo. Por lo general, el propietario del auto lo lleva a revisión sólo cuando aparecen los síntomas y no como prevención. El canal actúa en consecuencia, con excepción de las terminales, que presentan campañas puntuales, especialmente en la antesala de las vacaciones.
En términos absolutos, el parque circulante es relativamente antiguo (los datos del estudio anual de Promotive para AFAC incluidos en esta edición lo corroboran) y eso, desde siempre, comporta una oportunidad de negocios para toda la cadena.
En los últimos años, de la mano de la consultora mencionada, se compilaron datos que permiten inferir con un grado de aproximación bastante certero en dónde circula el parque, ya sea por marca, modelo y edad, una radiografía que delata las posibilidades de la comercialización de productos.
Lo mencionamos en más de una oportunidad, pero siempre hay ocasión de rememorar el concepto: es el momento para que el canal minorista y los prestadores de servicios para el automóvil comiencen a trabajar en conjunto en la búsqueda del cliente como parte de una estrategia en común. Así todos ganan.
Hasta la próxima.
Natalio Borowicz
Editor Revista Aftermarket