El Firebird IV se movía con un motor alternativo, era capaz de moverse de forma autónoma por autopistas electrónicas y disponía de televisión y asientos giratorios. Cualquiera diría que es un coche diseñado hace más de cincuenta años.
General Motors presentaba en el Salón de Nueva York de 1964 su concept Firebird IV, un modelo dotado de unas líneas muy afiladas y aerodinámicas, que se movía gracias a un motor de turbina y que -aquí lo viene lo más llamativo- estaba diseñado para moverse sin intervención del conductor. ¿Les suena? Efectivamente, la conducción autónoma que tan de moda está en nuestros días, ya estaba en la mente de los ingenieros americanos hace cincuenta años.
El GM Firebird Concept IV era un coche pensado para circular de forma autónoma por autopistas electrónicas en las que entraban en juego una serie de radares que habrían de monitorizar la ubicación de los vehículos. Dado que los ocupantes no tenían que conducir, el interior estaba dotado de cómodos asientos, televisión, nevera e incluso una mesa de juegos. Todo enfocado a hacer más agradables los trayectos cotidianos mientras el coche era capaz de ir de un punto A a otro B con total autonomía.
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