El ex corredor de F1 y actual de Turismo Nacional nos habla de su carrera y de su pasión por los fierros
¿Cómo comenzaste a manejar?
Empecé a los 7 años, en una escuela de karting que estaba atrás de las tribunas en el Autódromo de Buenos Aires.. La escuelita sigue existiendo pero no está más en ese lugar. Además, los sábados, cuando iba a hacer el curso, al mismo tiempo mi papá me enseñaba a manejar con su auto, en un lugar muy amplio, también en el Gálvez.
¿Cuál fue el primer auto que manejaste?
Era el mismo auto que me enseñaba mi viejo, un Subaru ’81. Ese auto se lo compré a mi papá antes de que lo vendiera; no lo uso pero lo tengo guardado como un gran recuerdo.
¿Qué sensaciones tenés cuando manejás un auto de calle, cuando manejaste un F1 o cuando competís como piloto de Turismo Nacional?
Son muy distintas. Una cosa es la competencia y la otra es de acuerdo al uso que le das al auto de calle. No es comparable. Sin embargo, cuando compito me da mucho placer, pero es una manera totalmente distinta. A mi me gusta competir y en cierto punto la adrenalina me genera placer.
¿Qué recuerdos tenés a 10 años de haber competido nada menos que en F1?
Tengo muchos recuerdos de toda esa época que viví en el exterior. No puedo separar lo que es la F1 de las demás categorías. Fueron 4-5 años de haber vivido en Europa y me quedaron lindos recuerdos, sobre todo una linda experiencia de vida, y el balance es positivo.
¿Volviendo al Turismo Nacional, cómo te sentís en la categoría?
Este es mi segundo año en el equipo y estoy muy cómodo con los técnicos, mecánicos, ingenieros y con el director deportivo y, por supuesto, también me siento muy bien con mi Ford Focus. Ahora estoy tercero en la categoría. Por suerte logramos una forma de trabajo muy buena que ha potenciado los resultados.
¿Qué pilotos te gustan de acá?
Sin dudas, Christian Ledesma. También me gustan Matías Rossi y el Pato Silva. Gabriel Ponce de León es muy bueno y también Pechito López.
¿Cómo te definís como piloto?
Soy un piloto que depende del entusiasmo que tenga, y que me voy potenciando mucho a medida que me siento cómodo con el equipo. Manejando, creo que honestamente, estoy en el mejor nivel de los pilotos argentinos.
¿Hay mucha competencia en las pistas?
Sí. Hay porque es un deporte de contacto. No es como el tenis, que los jugadores están separados por una red y gana el que mejor juega. Acá no sólo gana el que mejor juega sino que te vas golpeando, te vas tocando, y eso es muy difícil estar bien fuera de la pista porque estás muy excitado, muy pasado
“No me vinculo afectivamente”
¿Cuál fue tu primer auto?
Fue un Fiat Uno modelo 93, gris oscuro.
¿De todos los que tuviste, a cual le tenés más cariño?
No me vinculo afectivamente con el auto.
¿Cuál tenés ahora?
Tengo un Seat León. También tengo un Datsun 280 y el Subaru que era de mi papá.
¿Qué auto te gustaría tener?
Si pudiera elegir, me gustaría tener un auto para cada tipo de actividad que realice. Podría ser un Porsche 911, un BMW M3, elegiría también un auto de mucho confort como un Mercedes bien grande.
Me imagino que tenés muchas anécdotas, tanto como piloto como conductor en la calle.
Una vez, sin querer, le “pegué” a uno de atrás y se bajó un tipo muy enojado, era muy grandote y fanático de las carreras. Cuando me reconoció cambió completamente de actitud y me saludó. Estaba contento por haberlo chocado. También choqué una vez en la Capital Federal y agarré a un caballo suelto en medio de la ruta 2. Menos mal que lo agarré de costado, porque si lo chocaba de frente me mataba.
¿Qué es lo que más detestas de la manera de conducir de los argentinos?
Hay gente que maneja muy bien y otra que no le gustan los autos y lo necesitan para trabajar y trasladarse, y acceden a manejar sin llegar a tener la mínima base de hacerlo seguro. Se mezcla mucho y eso es un problema. Prácticamente no hay respeto, no hay normas que se cumplan. Cualquiera tiene un registro y creo que eso es lo que genera el gran desorden.
¿Qué consejos les darías a los argentinos para que manejaran mejor?
No se aprende a manejar solo. La primera vez que había salido a manejar solo en la ruta ya había hecho miles de kilómetros de acompañante, desde chiquito y con mi papá. Fui preguntando porque me gustaba y así vas aprendiendo. Entonces, el día que salís a manejar ya tenés una base. Al que le gusta mucho, maneja bien por interés personal y no porque el registro que le dan le obligue a manejar bien. Por ejemplo, en Europa, los que sacan el registro por primera vez tienen una “P” de principiante, y tienen más restricciones. La verdad que no conozco como es el nuevo sistema de puntos, pero creo que antes de ponerle puntaje a los registros, tendrían que controlar más a quiénes se los dan. Si se hace un curso riguroso, ni siquiera al 20% de las personas se lo darían.