Honda y Nissan anunciaron un plan de fusión de 58.000 millones de dólares para 2026 para formar el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo y apuntar a la consolidación de la industria automovilística nipona, preocupada por el ascenso de China como actor dominante en los vehículos eléctricos.
Honda y Nissan anunciaron que acaban de suscribir un memorándum de entendimiento para iniciar conversaciones que podrían desembocar en la mayor fusión nacional de la historia del automóvil japonés y crear el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo por ventas. Los grupos japoneses declararon que su objetivo es alcanzar un acuerdo definitivo de fusión antes de junio y completar el proceso en 2026. En marzo y agosto de este año habían firmado acuerdos para colaborar en materia de coches eléctricos y software.
La operación también podría incluir a Mitsubishi Motors, el fabricante de automóviles japonés que mantiene una alianza con Nissan desde 2016. Mitsubishi ha firmado un memorando de entendimiento por separado y pretende decidir por estos días si se une al convite.

Las negociaciones entre el segundo y el tercer mayor fabricante de automóviles de Japón son un paso hacia lo que muchos inversores consideran como una jugada largamente esperada en la industria automovilística japonesa: crear un gigante global con la escala necesaria para competir contra Tesla y sus rivales chinos, quienes han logrado primerear en la pelea por la vanguardia de los coches eléctricos en un contexto en el que los fabricantes japoneses se enfrentan a la escasa demanda por parte de los consumidores. Por otro lado, Nissan y Honda han profundizado sus conversaciones en medio de la incertidumbre sobre lo que supone para la industria automovilística el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Una fusión entre Nissan y Honda daría a la compañía ampliada una importante huella de fabricación en Estados Unidos, ayudando a ambas marcas a minimizar potencialmente el impacto de los aranceles que Trump está proponiendo sobre las importaciones procedentes de México. Nissan, en rigor, tiene importantes fábricas en México.
La industria automovilística también espera que Trump, un viejo detractor de los vehículos eléctricos, frene su adopción en Estados Unidos, posiblemente suavizando las normas sobre emisiones.
Se para de manos
Toshihiro Mibe, Consejero Delegado de Honda, declaró que las conversaciones se habían visto impulsadas por la necesidad de mantener la competitividad global ante un “entorno empresarial en drástico cambio”. A su vez, Makoto Uchida, Consejero Delegado de Nissan, rubricó que las conversaciones eran necesarias “a medida que nuevos actores se abren paso en nuestros mercados y la economía de escala es cada vez más importante”.
El plan prevé la fusión de ambas empresas en un holding que cotizará en la bolsa japonesa en 2026. Con sus actuales capitalizaciones bursátiles, la combinación tendría un valor de 54.000 millones de dólares, o 58.000 millones si se incluyera a Mitsubishi.

De lo consensuado hasta ahora se infiere que el nuevo grupo estaría liderado por Honda, cuya capitalización bursátil es unas cuatro veces superior a la de Nissan. Aunque la nueva empresa fusionada recibiera una significativa revalorización por parte de los inversores, seguiría siendo eclipsada por su rival nacional Toyota, cuyo valor actual es de 287.000 millones de dólares.
Analistas del mercado, no obstante, dejan traslucir su escepticismo sobre el resultado de las negociaciones y la supeditan a la recuperación de Nissan, que en noviembre publicó unos resultados financieros “desastrosos” según la prensa local y anunció un plan que incluía la pérdida de 9.000 puestos de trabajo y la reducción de la producción en un 20%. La empresa, incluso, rebajó sus previsiones de beneficios por segunda vez en un año, tras registrar pérdidas en el trimestre de julio a septiembre.
A pesar de la significativa diferencia de tamaño y de los crecientes problemas de Nissan como empresa, Mibe rechazó la sugerencia de que las conversaciones de fusión representaran un rescate de Nissan. “Es un error. Queremos exponer los beneficios que podremos obtener [de la integración]. No se trata de salvar a Nissan”, afirmó.
Seiji Sugiura, analista del Laboratorio de Inteligencia Tokai Tokio, afirmó que la iniciativa de Honda es “positiva”, pero que sería difícil cerrar un acuerdo antes de agosto de 2026, ya que Mibe se enfrentaría a una revuelta interna y las empresas necesitarían la aprobación de partes externas como Renault. “Creo que Honda se sorprenderá de lo mal que está Nissan”, deslizó en declaraciones al portal del Financial Times.
Se espera, por lo pronto, que las dos empresas achiquen costos mediante el cierre de fábricas y la reducción de puestos de trabajo para alcanzar beneficios operativos. Además compartirán plataformas de vehículos y producirán los vehículos de los demás en sus fábricas, al tiempo que pondrán en común recursos para invertir en electrificación, software y conducción autónoma.
Orden de arriba
Honda y Nissan han discutido sus planes con representantes del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón, según fuentes oficiales. El Gobierno japonés planteó la idea de una fusión Honda-Nissan a finales de 2019.
Funcionarios del Ministerio dijeron que la misión más amplia de la gestión oficial incluía la protección de la base industrial de Japón, lo que significaba que apoyaban ampliamente un acuerdo que pareciera preservarla. Las autoridades de Tokio temen que los fabricantes nacionales de automóviles no puedan competir con sus rivales chinos en vehículos eléctricos y software como empresas independientes, a pesar de las preocupaciones sobre el impacto de una fusión en el empleo.
Renault, que reorganizó su alianza con Nissan el año pasado, y redujo su participación en la empresa japonesa a algo menos del 36% -aunque sus derechos de voto están limitados al 15%-, reconoció las conversaciones entre las dos empresas japonesas. “Como principal accionista de Nissan, el Grupo Renault estudiará todas las opciones en el mejor interés del grupo y de sus accionistas”, declaró el fabricante francés en un comunicado.
El grupo combinado, con Mitsubishi, se situaría por detrás de Toyota y la alemana Volkswagen en ventas anuales de vehículos, con más de 8 millones de unidades, lo que le permitiría realizar inversiones para competir con Tesla y la china BYD.
Un acuerdo Honda-Nissan sería el último paso en la consolidación del sector, y de tamaño similar a cuando se formó Stellantis a partir de la fusión de las francesas PSA y Fiat Chrysler en 2021. El gobierno japonés cree desde hace tiempo que la mejor solución sería que Honda liderara una fusión y creara un rival de Toyota. Los esfuerzos por negociar un acuerdo se intensificaron en 2020, pero se encontraron con la resistencia de ambas partes. Aunque el poderoso Ministerio de Economía, Comercio e Industria apoyaría sin duda una unión, no puede legalmente ordenar a dos empresas privadas que se combinen.
Los medios de comunicación japoneses, por su parte, afirman que el interés por Nissan de la taiwanesa Foxconn, el mayor fabricante por contrato de Apple, que tiene ambiciones en el sector de los vehículos eléctricos, ha impulsado a los dos gigantes japoneses a tomar en serio la posibilidad de unirse.
Hacia el campo de batalla
Mibe advirtió de que el éxito de las conversaciones de fusión depende de que Nissan ejecute con éxito su propia transformación. “Se trata de una transformación que sólo se produce una vez cada siglo”, conjeturó. “Necesitamos contar con la artillería adecuada para ser competitivos en el campo de batalla en 2030”, agregó aunque no logró alentar el entusiasmo de
Carlos Ghosn, ex consejero delegado de Nissan, quien afirmó en una rueda de prensa que los planes de fusión “no tienen sentido” debido a “demasiadas duplicidades y ninguna complementariedad” entre ambas empresas.
Entre las múltiples coberturas globales sobre la operación, muchos analistas reseñan los potenciales obstáculos en el camino hacia la fusión, como las condiciones del acuerdo, la posición de Renault, las diferencias en las culturas corporativas.
Por otro lado, en la carrera mundial del automóvil, Honda se ha quedado muy rezagada en vehículos eléctricos y sensores de conducción autónoma. La asociación con Sony en 2022 tenía como objetivo cubrir la brecha en tecnología de conducción autónoma y entretenimiento en el automóvil. Nissan podría suponer una solución. Repartir los costos de estas tecnologías también ayudará, según los expertos.
Nissan fue pionera en el sector de los vehículos eléctricos. Su hatchback Leaf fue el primer modelo de batería comercializado en masa. Aunque este liderazgo se ha dilapidado en gran medida, la empresa dispone de tecnología para ayudar a Honda. Por lo pronto, Nissan está planeando una serie de lanzamientos para hacer frente al deterioro de sus resultados financieros después de no haber podido contrarrestar la ralentización de las ventas mundiales de vehículos eléctricos con una fuerte oferta de híbridos, los coches que combinan la energía de las baterías con un motor de combustión tradicional.
Mitsubishi Motors, en la que Nissan tiene una participación del 26,7%, también dispone de tecnología híbrida enchufable, con la que los vehículos pueden recorrer una distancia limitada utilizando únicamente la energía de la batería.
Peligro latente
Una columna del Financial Times también se mostró recelosa del acuerdo, en razón de que la mayoría de las fusiones de la industria automovilística acaban “en ruinas”, como el “colapso” de Daimler-Chrysler como caso ejemplar. La japonesa Nissan fue una prueba más reciente, con el despeñamiento efectivo de su alianza de dos décadas con la francesa Renault.
Aunque el portal estadounidense vislumbra que Nissan puede tener una segunda oportunidad, infiere que no es habitual que dos grandes rivales nacionales se unan. De todos modos sentencia que incluso los fabricantes de automóviles más exitosos se enfrentan a una batalla por la supervivencia, con rivales chinos que producen vehículos eléctricos a precios reducidos (a menudo con mejor tecnología) y consumidores que dan menos importancia a la marca que detentan.
Para Honda, la operación supondría un aumento de escala. El grupo resultante, valorado en 52.000 millones de dólares, sería el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo. El acceso a la infrautilizada tecnología de vehículos eléctricos de Nissan también supondría un impulso. Para Nissan, en tanto, el acuerdo no es más que un salvavidas, ya que lleva meses buscando un inversor de referencia.
El Gobierno japonés y su poderoso Ministerio de Economía, Comercio e Industria (Meti) estarán atentos, con la misión, sobre todo, de garantizar que la base industrial de Japón no se vea erosionada por el resultado. La combinación del bajo valor de mercado de Nissan y su importante capacidad de fabricación en Estados Unidos ha convertido a la empresa en un objetivo cada vez más atractivo para compradores no japoneses. El precio es lo suficientemente bajo, por lo que no es de extrañar que Nissan haya buscado una fusión nacional para “defenderse”.
Una unión tendría consecuencias para Mitsubishi Motors, en la que Nissan tiene una participación cercana al 27%, y podría pasar a formar parte de la empresa ampliada. Las tres marcas sumarían una producción anual de unos 8 millones de vehículos.