Jugar en equipo

Como en una cancha de fútbol, cada integrante del plantel tiene un rol asignado. De su desempeño puede depender el éxito de todo el equipo.

Un equipo de fútbol tiene claramente definida la forma en que se para en la cancha, ¡o al menos debería, si quiere ganar algún partido! Todos saben quiénes son los defensores, quién es el 10, el líbero, quién va al arco y quién ataca por cada punta. Cada una de estas funciones está establecida de antemano por el técnico, que se basa en las aptitudes de cada uno de sus jugadores, y en la manera en que los ha entrenado para que el equipo en su conjunto rinda lo máximo posible. De la misma manera, en un grupo de trabajo también hay roles muy específicos que deben ser cumplidos para asegurar un funcionamiento eficaz. Estas “posiciones” se refieren a nuestro modo particular de comportarnos, de contribuir al objetivo general y de relacionarnos con otras personas. Se han identificado, definido y caracterizado 9 roles dentro de un equipo de trabajo, que se agrupan en tres categorías. Mentales Tenemos primero, los tres “Roles Mentales”:    1. El Creativo: Es la principal fuente de ideas e innovación. Aporta la chispa de la innovación al equipo, siendo más útil en las fases iniciales de un proyecto o cuando el mismo se atasca. Sus ideas pueden llegar a ser un tanto extremas y carecer de consideraciones prácticas.
   2. El Especialista: Es una persona dedicada profundamente al conocimiento especializado. Se enorgullece de poseer habilidades técnicas y conocimientos específicos. No está a gusto si se lo somete a una estrecha supervisión por parte de no profesionales.
   3. El Evaluador: Analiza las ideas y sugerencias y evalúa su viabilidad y adecuación a los objetivos del grupo. Utiliza un fuerte razonamiento crítico. Emite juicios de forma sagaz y prudente, teniendo en cuenta para ello todos los factores en juego. Acción A estos les siguen los tres “Roles de Acción”:    1. El impulsor: Es quien estimula y pica al equipo hacia la acción. De carácter dinámico, altamente motivado y conductor de los esfuerzos del grupo. Genera acción y su trabajo prospera bajo presión.
   2. El Implementador: Es quien transforma las ideas en acciones; en tareas concretas que el equipo pueda realizar. Hace lo que es necesario hacer.
   3. El Finalizador: Realiza un seguimiento continuo de las tareas del equipo, busca el cumplimiento de los plazos y los mayores niveles de perfección. Es útil a la hora de cumplir los plazos establecidos. Sociales Por último, están los tres “Roles Sociales”:    1. El Cohesionador: Fomenta la unidad y las relaciones armoniosas entre los miembros del equipo. Se trata de una persona sensible y consciente hacia las necesidades e inquietudes de cada miembro del equipo. Actúa de contrapeso a la fricción y al conflicto que pueden generar los Impulsores, Creadores y Evaluadores.
   2. El Buscador de Recursos: Es quien sale del grupo para traer información, captar posibles oportunidades y establecer contactos. Negocia hábilmente para aportar recursos al equipo. Mantiene al equipo en contacto con la realidad de su entorno organizativo.
   3. El Coordinador: Es quien organiza, motiva y controla las actividades del equipo, logrando metas comunes en base a un trabajo compartido, solitario e interdependiente. Es la persona que, en la práctica, preside el equipo y coordina sus esfuerzos para alcanzar las metas y objetivos, no siendo necesario para ello que ocupe la posición formal de director. Su característica distintiva es su habilidad para hacer que los demás trabajen para conseguir metas compartidas. Pone en claro los objetivos del equipo, establece prioridades, fija los roles de tarea y los límites de trabajo de los otros miembros del equipo, percibe carencias en la ejecución de la tarea y toma las medidas adecuadas para solucionarlas. Análisis En general, estos roles no están tan relacionados con las capacidades técnicas o los conocimientos de los involucrados como con sus factores de personalidad y comportamientos aprendidos. El proceso de equilibrar al equipo requiere primero conocer el o los roles que habitualmente representa cada uno de sus integrantes; segundo, establecer qué roles se necesitan incorporar, potenciar o disminuir; y tercero, por establecer los compromisos necesarios para que se aporten los nuevos comportamientos requeridos, para así potenciar las posibilidades de éxito en la tarea emprendida, ya sea esta impulsar las ventas, mejorar un nivel de inventario, aumentar la productividad de una línea o destrabar un proceso administrativo.

 

gerardo klajnberg
Por Gerardo Klajnberg | gerardok@aftermarket.com.ar
Director de negocios de Aftermarket Consultores.
Especialista en canales de distribución.
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