La empresa tonta, necia, atolontrada e ignorante

Una lectora de Aftermarket cuenta el caso de una empresa autopartista «enferma». El profesor Beibe lo analiza.

Hoy me toca compartir, con ustedes queridos lectores, un correo muy valiente, de una persona que trabaja en una empresa autopartista radicada en una provincia del Sur de nuestro país. Voy a transcribir algunos párrafos de su denuncia, sólo que cambiando su nombre por razones obvias. Fanny escribe:
“Hola! mi nombre es Fanny, trabajo en una fábrica de autopartes en la provincia de Río Negro. Tengo la suerte de recibir todos los meses su revista. Estoy muy agradecida y lo más notable, es que la mayoría de las notas, y en especial en el espacio del profesor Ernesto Beibe, están claramente reflejados muchos de los integrantes de la fabrica, en especial el gerente de la misma. “Usted estará pensando, que no nos va muy bien. Efectivamente, ¡es así!. Es una empresa que por los recursos humanos que tiene debería estar de diez, donde con orgullo me incluyo, porque conozco mis capacidades, pero lamentablemente este gerente se niega a toda ayuda. “Nosotros, los empleados tenemos muchas ganas de progresar pero lamentablemente no nos dan las herramientas necesarias. Así que, agotadas nuestras fuerzas, la mayoría dejara en breve este lugar. “Tengo todos los síntomas que describe el profesor Beibe sobre afecciones y aflicciones (Nº41), y quisiera que trate el tema de cuando el gerente en este caso no sabe separar el trabajo de la vida personal. “Tiene el preconcepto de que si una persona no le cae bien en el ámbito personal tampoco entonces en el ámbito laboral o viceversa. Me parece que está equivocado, porque a mi me sucede muchas veces que discuto con mis compañeros por cuestiones de trabajo, pero de la puerta para afuera está todo bien y seguimos siendo amigos.” Respuesta Bien, Fanny. Gracias por tu aporte, porque realmente grafica acerca de los temas que hemos tratado, y veremos de desarrollar el tema de este gerente “discapacitado” (por sus dificultades para aprender) o “incapacitado” (de llevar adelante una empresa, por lo torpe de su gestión). Aquí, en este ejemplo, podemos ver una empresa con problemas de aprendizaje: tonta, lela, estúpida, idiota, atolondrada, atontada, necia, boba, ignorante, imbécil. Porque queda claro que el gerente no quiere aprender, no acepta aportes que para otros son nutricios y el, ciego, no sólo que no puede, sino que no quiere incorporar nuevas nociones para llevar adelante sus negocios. Pero hablamos de la empresa porque es la empresa, su dueño o dueños los que se hacen merecedores de los sinónimos que utilicé con tanta generosidad más arriba para determinar en que clase de compañía está trabajando actualmente nuestra Fanny. Sorda, ciega y autodestructiva, porque permite a este gerente hacer las veces de tapón, de convertirla en enana, y no permitir el desarrollo de la empresa, el de sus colaboradores, los empleados, ni el suyo propio. Pobre el dueño de la empresa, o los dueños, que son tan ciegos, sordos como él, preparándose a perder, no solo lo más valioso del capital de la empresa que es el capital humano, sino que también pierden negocios cada día, porque no les va bien. No sólo el gerente, sino el o los dueños y la empresa toda no pueden discernir. Mezclan el adentro y el afuera; las relaciones laborales con las relaciones interpersonales. Lejos de favorecer las relaciones, las encierran y se cierran dentro de un cascarón autista, malo para los negocios, para el desarrollo y por ende, para la ganancia de dinero, que es el motor de cualquier empresa comercial. Son aquellos que no comprenden y se preguntan: ¿Porque la gente se nos va? Solución ¿Que debe hacer Fanny? ¿Vale la pena, por un sueldo, entregar órganos? ¿Estar dolorida, estrellarse cada día con paredes de tontera, de ineficiencia, de falta de futuro?. Desde esta columna de opinión, de enseñanza, proponemos una manera de comprender, de aprender para poder trabajar mejor, con gozo, para vivir mejor. Hay momentos en que la duda frente a quedarse o irse de la institución es muy cara. Siempre es más cara la duda que la equivocación. Si hasta ahora no pudo encontrar una salida, tal vez no haya salida cdesde la empresa, pero seguramente habrá una salida a nivel personal. Los conflictos son el pan de cada día, son diferencias de opinión, pero si estas diferencias no se resuelven, como veo que sucede aquí, inexorablemente se llegará a una crisis. Y en las crisis no hay negociación. Una crisis es una ruptura, no hay vuelta atrás. Las crisis nos atraviesan. De las crisis sólo se sale con un nuevo equilibrio. Fanny, debemos aprender a decir NO. Tal vez, esto es lo que le llevó a escribirnos. La sabiduría popular dice, Fanny, que “no hay mal que por bien no venga”. Saliendo de este lugar enfermante, de esta empresa que busca su auto-extinción, podrás encontrar un camino a la salud, no sólo física, sino también, y por encima de todo, la salud mental. ¡El camino a la dignidad!. Y podrás encontrar el camino del trabajo con placer, con gozo, de la mano de empresarios exitosos que no estén dispuestos a dejar su cuerpo en el camino.

 

ernesto beibe

Por Ernesto Beibe | Mentor
ebeibe@speedy.com.ar l www.mentoringempresario.com
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