Las situaciones indigeribles (segunda parte)

Quien sufre del estómago es una persona que rehuye conflictos. Carecen de confianza y seguridad en sí mismos. Por ser tan extensa, la problemática de los trastornos digestivos la dividimos en varias partes: ya hemos conversado acerca de los dientes, el tragar, las náuseas y los vómitos. Este mes nos toca referirnos a los problemas de las personas que sufren de afecciones del estómago. Queremos recordarles que nuestra mirada desde el Mentoring, no es una mirada desde la Medicina, ya que se puede encontrar información sobre el buen funcionamiento de los órganos humanos en cualquier tratado de Anatomía o Fisiología del colegio secundario. Es nuestra función de Mentores encontrar las relaciones (las malas relaciones) de conducta (de mala conducta) y del funcionamiento (del mal funcionamiento) de aquellos que sufren de estas dolencias por no poder expresar sus estados de animo, sus dolores, sus miedos, sus vergüenzas y sus dificultades. Decíamos que la digestión abarca: El contacto con el mundo externo a través de la incorporación de alimento. Elementos de la naturaleza que son captados por nuestro cuerpo cuando comenzamos el acto de comer o de beber. Diferenciamos entonces lo que es asimilable del mundo exterior de lo que no lo es, y a la vez nuestro cuerpo asimila y da forma a este mundo. El estómago Una vez que la comida pasa al estomago, comienza una modificación del alimento, a través de movimientos musculares y la mezcla con potentes ácidos, enzimas digestivas y hormonas. Así se modifican cantidades grandes de alimento en partículas pequeñas que pueden ser absorbidas y asimiladas por nuestro cuerpo. Las personas que tienen problemas de estómago, por lo general tienen severas dificultades para recibir y asimilar lo nuevo. En general está relacionado con miedos, con terrores: “tengo un peso en el estómago” o “un nudo en la boca del estómago”. En cuanto a secretar más ácido de lo que necesitan, lo vemos en personas amargadas, que “se comen vivas”. Dicen permanentemente: “La acidez me mata”, “se me revuelve el estómago”. Son personas que se tragan el mal humor. Su agresividad y su amargura se somatizan en ácidos estomacales.
Carecen de la capacidad de enfrentarse concientemente con su mal humor y agresividad para resolver de forma responsable sus conflictos y problemas. Los que sufren del estómago no exteriorizan su agresividad (se la tragan) o demuestran una agresividad exagerada, pero ni un extremo ni el otro le ayudan a resolver el problema realmente. Carecen de confianza y seguridad en sí mismos, sentimiento indispensable para que el individuo resuelva sus problemas en forma efectiva y eficiente, con el menor gasto psíquico necesario. Quien sufre del estómago es una persona que rehuye conflictos. La úlcera de estómago es provocada por la actitud básica de proyectar los sentimientos y la agresividad hacia dentro (contra uno mismo) y no hacia fuera. La úlcera es una llaga que se forma en la pared del estómago. El enfermo de úlcera, en lugar de digerir las impresiones del exterior, digiere el propio estómago. Es función del Mentor ayudar a su cliente a plantearse primero estos interrogantes:

  • ¿Qué es lo que no puedo o no quiero tragar?
  • ¿Me consumo interiormente?
  • ¿Cómo manejo mis sentimientos?
  • ¿Qué me amarga?
  • ¿Cómo manifiesto mi agresividad?
  • ¿En qué medida huyo de conflictos?

La función del Mentor es, definitivamente, ayudar a exteriorizar toda esta serie de trampas internas y resolverlas en forma práctica y positiva para la persona y para el medio donde se desenvuelve. Ayudarle a aprender a tomar conciencia de sus sentimientos, afrontar conscientemente los conflictos y digerir conscientemente las impresiones. A reconocer sus deseos de dependencia infantil, del afán de ser querido, mimado, precisamente cuando estos deseos estén bien disimulados tras una fachada de independencia, autoridad y aplomo. El Mentor trabaja con este tipo de personas para crear la seguridad y para que consiga afrontar sus problemas de forma activa y vital. En nuestra próxima entrega: Los intestinos, el páncreas y el hígado.

 

ernesto beibe

Por Ernesto Beibe | Mentor
ebeibe@speedy.com.ar l www.mentoringempresario.com
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