Los analfabetos digitales

Desde las irrupción de las primeras PC hasta la llegada al mercado de los gadgets más refinados, la tecnología conectó a propios y extraños generando un sistema que redefinió el vínculo de las personas con el mundo. Sin embargo, muchos se quedaron afuera de la red.

 

Primero los antecedentes. Hace aproximadamente 40 años, durante la década del 80 pude comprar una de las primeras Computadoras Personales de la marca Texas Instruments que, en aquella época era poco más que una máquina de escribir con muchísima memoria para contener información ordenada.

Hacía veinte años que oficiaba de educador de personas con capacidades diferentes, niños y adolescentes autistas, psicóticos, o con Síndrome de Down, por lo que entonces utilicé la computadora de marras para confeccionar una base con los datos de instituciones de todo el territorio y así pude derivar a los padres de esos niños a distintos centros de atención ubicados en los lugares más remotos.

Mi preocupación era que todos pudieren acceder a la información. Tener una computadora en aquella época era prácticamente una anomalía, y todavía no existía la distinción del mundo entre lo digital y lo analógico.

 

El tiempo pasó, las empresas líderes como HP, Canon, IBM, Xerox, Olivetti, Apple, comenzaron a fabricar en serie este tipo de “Computadora Personal” como chorizos tecnológicos crujientes y el mercado comenzó a crecer cada vez más en forma exponencial. A estos artefactos no sólo “personales” sino “Individuales”, había que interconectarlos, y ahí nacieron y crecieron, al impulso de los radares militares, fogoneadas por intereses globales estratégicos, las mismísimas redes. Estas redes se actualizaban  y pasaban a ocupar un lugar mayor en la vida, cada vez más insertas en el lenguaje y el mobiliario cotidiano, de sus usuarios.

Como en cualquier organización, las redes se constituyeron como tal, con una nueva distribución de jerarquías entre las que primaban “los de adentro” que comprendían, poseían y utilizaban el lenguaje y las ventajas de Ser Digital, y del otro lado de la frontera, “los de afuera”, que no sólo no llegaban a adquirir una computadora, sino que no entendían siquiera qué se estaba cocinando entre bits en los laboratorios del mainstream y en garages subsidiados.

 

 

Una libro capital 

En 1995 llegó a mis manos el libro Ser Digital, escrito por Nicholas Negroponte, científico del MIT, filósofo y profeta del siglo XX y de nuestro siglo. Eran épocas donde sólo él y su entorno comenzaban a soñar con un mundo aún inexistente lleno de notebooks, palms o teléfonos móviles, puesto que hasta el momento eran apenas esbozos de cerebros en combustión. Por aquel entonces Negroponte pontificaba: “la tecnología digital podrá ser la fuerza natural que impulse a los hombres hacia una mayor armonía mundial”.

 

Con el diario del lunes bajo el brazo y un cuarto de siglo en el medio, entendemos que tan sólo fue una expresión de deseos, porque la brecha que se abrió entre “los digitalizados” y los “analfabetos digitales” se hizo cada vez mayor.

La cantidad de usuarios incluidos en las redes fue incrementándose en forma inversamente proporcional de aquellos que quedaban fuera de ellas. Así fue perfilándose una problemática social donde las desigualdades iban en aumento.

 

Unos y otros

Ya no se trataba, como en ciertos países donde coexiste la clase media con pobres estructurales, sino que los límites estaban más definidos. Hoy en día, en rigor, los “analfabetos digitales” están en peor situación que “los analfabetos reales”, porque éstos aún tienen otros sistemas de interrelación con el medio, en cambio los primeros quedan taxativamente fuera de la cultura, de los usos y costumbres, de la información y de nuestra forma de vida diaria.

Quedaron absolutamente marginados, y aquí, al comienzo del siglo XXI, no estábamos preocupados sólo por la problemática de la incomunicación sino lisa y llanamente, de manera elemental, por la falta de electricidad en vastas regiones de cada país, entre otras carencias estructurales que acrecentaban la desigualdad.

Nuevamente la preocupación y la genialidad de Negroponte allá por el 2006 se tradujo al diagramar una computadora, bautizada como la de los “100 dólares”, una que tenía incorporada una manivela que funcionaba como dínamo para autogenerar la energía suficiente para su operación.

 

Chips para todos

Mientras escribo estas palabras sonrío en retrospectiva, porque el costo de mi flamante “PC Texas Instruments” fue cien veces mayor. Como era de esperar, la idea de Negroponte fue atacada desde todas las corporaciones informáticas, aunque en ciertos países de Latinoamérica fue tomada y aplicada.

Fui un afortunado espectador e intervine activamente en el año 2010 en un operativo del Gobierno Argentino llamado Conectar Igualdad, desde el cual fueron repartidas un millón y medio de computadoras a manivela en escuelas de provincias de escasos medios. En el mismo período se originó un movimiento muy fuerte en toda América Latina, fogoneado por la convicción de que los estudiantes que estaban aislados físicamente no lo estuvieran también en el mundo virtual.

En todos los casos, el programa educacional para los maestros fue tanto o más importante que los insumos en sí mismos, porque ellos mismos desconocían cómo manejar este tipo de tecnología. El programa recibió premios en el extranjero y de diferentes organismos internacionales, entre ellos una distinción del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y por la Cumbre Iberoamericana.

En Colombia, fundaciones sin ánimo de lucro como Pies Descalzos, Marina Orth y Gente Unida brindaron su respaldo a esta iniciativa dotando a sus escuelas de esta herramienta de aprendizaje para los estudiantes.  En el municipio de Itaguí, por ejemplo, cerca de 19.000 niños iban a recibir de manos del gobierno municipal esa notebook.

 

En Perú había comenzado el proceso de adaptación con un gran apoyo del gobierno central, que hasta abril del 2011 distribuyó gratuitamente cerca de 500.000 computadoras para los docentes y el alumnado. Una noticia al margen es que Perú fue el primer país fuera de China en fabricar laptops para los escolares, gracias a una alianza del gobierno peruano con la Fundación One Laptop Per Child, de Estados Unidos.

En Uruguay, el Plan Ceibal tuvo por objetivo que todos los niños de las escuelas públicas tuvieran su propia computadora portátil con conexión a Internet, en forma totalmente gratuita. En 2009 ya se habían entregado 366 000 computadoras (a 350,000 niños y 16.000 maestros). En agosto de 2010 se inició una nueva etapa entregándolas con más y mejores prestaciones a los alumnos de secundaria pública.

Para diciembre del 2011 se habían entregado en total 454.000 computadoras portátiles, (320.000 a niños de primaria, 120.000 a adolescentes de secundaria, y el resto a maestros y profesores).

Fue el primer país del mundo en lograr que todo niño tenga una computadora y conexión a Internet, fuera donde estuviere.

En Ometepe, Nicaragua, se anunció que esa sería la primera “isla digital” de Latinoamérica, porque la fundación Zamora Terán entregaría 5.000 computadoras. Costa Rica es otro de los países que en esa época, a instancias de una alianza entre el gobierno y la Fundación Quirós Tanzi, se acogieron a este proyecto y dotaron a sus estudiantes con estos dispositivos.

En Venezuela, el Proyecto Canaima Educativo fue una iniciativa del gobierno adoptado del proyecto My Magalhães de Brasil, cuyo objetivo era el fomento de la formación integral de los niños mediante una computadora portátil escolar con contenidos educativos. Hasta el 2018 se han entregado oficialmente cuatro millones de laptops para niños y docentes.

 

Reconectados

Los datos que anteceden, constan en noticias emitidas por los diferentes gobiernos y organismos no gubernamentales de cada país. Sin embargo, como marca el refrán y manda la tradición, en todo el mundo se cuecen habas, y existe un vicio difícil de erradicar como la corrupción, porque no hay una estadística veraz acerca de si todas las computadoras están o no en manos de dichas poblaciones, ya que en connivencia con altos cargos de algunos gobiernos en determinados momentos políticos se pudo comprobar que en muchos casos dichas laptops han terminado revendidas en el mercado negro.

Para colmo, la irrupción del Covid-19 incrementó las desigualdades existentes afectando en mayor grado a quienes son más vulnerables, justo cuando la brecha digital se estaba cerrando cada vez más, si bien estábamos en retroceso comparando con lo que se había avanzado en este último decenio.

Esta tendencia a “conectar”, deseada y originada en su momento por Negroponte, que ayuda a implementar la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, es una manera de impulsar a los niños para estar relacionados con el mundo, generando un sistema de redes. Cada uno de los niños, adolescentes y docentes, configura un nodo de esta red, que como todas las redes, al no tener dueños, configuran en sí un acto verdaderamente democrático.

 

Desde Barcelona

Ernesto Beibe

Mentor

+34 628 698 809

Ernesto.beibe@gmail.com

www.ernestobeibementor.com

 

 

 

 

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