Es importante identificar a los integrantes que generan el valor de la empresa para incentivarlos y evitar que los tiente la competencia.
En toda organización -y más aún cuando es con fines de lucro, como una empresa-, se necesita tener claro qué es lo que implica cada puesto, tanto sea en responsabilidades, alcances, comunicación y poder de decisión, entre otras. Es claro que en Administración, como en todo orden de la vida: “Cuanto más claras las cosas, menores posibilidades de errores y conflictos”. De allí que en todas las empresas: “Si no hay un responsable definido para cada tarea, la responsabilidad se diluye entre todos los miembros de la organización”. Repitiendo situaciones permanentes de conflicto perfectamente evitables con una adecuada planificación de los puestos. Una manera adecuada de comenzar a superar estas cuestiones “domésticas” en las PyMEs es la identificación de todos los puestos, y en especial aquellos que son clave de la empresa, es decir, donde se realizan las tareas más importantes o que constituyen la “columna vertebral” del andamiaje de la misma. Estos puestos no significan más del 10% o 15 % del total, pero sin embargo generalmente aportan la mayor parte del valor total generado por la organización en su conjunto. Para identificarlos es necesario graficar el organigrama de la empresa, definir todos y cada uno de los puestos, y a partir de allí analizar los que son “clave”, según el criterio de valor antes explicado. Una vez identificados, será necesario analizar si las personas que los ocupan son las adecuadas, y por ende, si son las “personas clave” de la empresa. Esto es muy importante para adecuar las remuneraciones, beneficios e incentivos que reciben éstas personas, ya que seguramente serán ellos los que más posibilidades tendrán de ser tentados por la competencia, y perder una persona clave suele ser mucho más costoso de lo que se supone en un principio. Por lo tanto, constituye una práctica económica en sí misma remunerarlos por encima de lo que indica el mercado, cosa de dificultar su traspaso a un competidor o simplemente tratar de no perderlo, para no tener que “esperar” el aprendizaje de un nuevo postulante hasta alcanzar su actual rendimiento. En los puestos clave, este tipo de movimientos de personal es siempre muy traumático para la organización en general y para la dirección de la misma en particular. El criterio de valor explicado anteriormente no es el único que se puede utilizar para definir los puestos clave. También el hecho de que el puesto sea de difícil cobertura o reemplazo lo puede constituir en clave. En definitiva, y siguiendo los principios de la Administración como ciencia, en éste caso también es de vital importancia la planificación, y por ende, un rol gerencial dedicado a “pensar” a la organización como tal, invirtiendo para ello el tiempo, la energía y la predisposición necesarias de cada Gerente o Director PyME. Seguramente, si se tiene en claro lo anterior y se identifican adecuadamente los puestos clave, se ganará en competitividad, en posibilidades de desarrollo, y fundamentalmente en tranquilidad para ejercer la función gerencial.

Profesor y Técnico Universitario en Administración Pyme ]]>