Marcela Morello: Me gusta el auto sucio

Es una de las cantantes más famosas de la Argentina. Con hits como La Fuerza del Engaño», «Una y otra vez» y «Para toda la vida». Aquí, esta hermosa y exitosa artista nos cuenta su particular relación con los coches.»

¿Dónde aprendiste a manejar?
 
Sobre La Panamericana, imaginate. Me enseñó mi tío en un Dodge Polara, un coche setentoso. Tipo barco. Después mi papá me enseñó en el 128, pero él no me tenía paciencia; mi tío, sí. 
 
¿Y hoy debés manejar perfectamente en ruta? 
 
Es bastante complicado. Pero hoy no voy por el carril más rápido, sino por el siguiente. Si tengo que apurar, apuro… pero la verdad es que con el paso del tiempo, en vez de aumentar la velocidad, bajé la pata. Ojo, manejar lento tampoco es correcto. 
 
¿Qué significa tu auto para vos?
 
Es un medio que ayuda a moverme y nada más. Mi auto es cómodo y estoy contenta de haberme podido comprar un auto bueno y seguro. Pero no es más que eso: un medio para llegar a donde tenga que llegar. 
 
¿Qué coche tenés ahora?
 
Con mi marido tenemos dos autos: el que más uso yo es un Volvo C-30, el chiquito, modelo 2009. 
 
¿Qué cosa no puede faltar en tu coche?
 
(Se ríe). Las monedas para los peajes, un poco de plata en el apoyabrazos, y no más que eso. No tomo al auto como algo muy importante… me encantan los autos, ojo. 
 
“Estaba hecho pelota”

¿Cuál fue tu primer coche?
 
El primero que me compré era un modelo 58 DKW, que iba con mezcla de aceite y nafta. Estaba hecho pelota. Lo saqué con la grúa de la agencia… lo compré muy barato. Lo tuve que llevar a arreglar. Valía 250 dólares. Mi tío me avisó que se vendía en una agencia a la vuelta de casa, “pero no anda”, me avisó. Una vez que lo arreglé anduvo perfecto. No la chapa, que estaba picada. Pero sí el motor.
 
¿Sabés de motores? 
 
Nunca abrí el motor del auto. No entiendo absolutamente nada de mecánica. 
 
¿Cómo cuidás a tu coche hoy?
 
No lo llevo a lavar porque me gusta el auto sucio, pero sí le hago el service: eso es sagrado. Como yo viajo mucho y tengo trayectos largos, el service lo hago: voy, lo llevo, lo dejo, y el mecánico me dice lo que hay que hacer. Pero como hago los service en término, por lo general, no hay mucho para hacerle. 
 
¿Quiere decir que tu coche se lava con la lluvia al coche?
 
(Risas). Nooo, lo lleva mi marido a lavar. Y yo le protesto porque a mí me gusta el auto sucio. Soy rara. 
 
“Eso me da bronca”

¿Te gusta manejar o lo hacés sólo por necesidad?
 
Me gusta. Pero en ruta maneja mi marido, yo sólo lo ayudo en cortos tramos. Lo que pasa es que puteo mucho, me ponen nerviosa los tipos: los taxistas, los colectiveros, se mandan con todo, son dueños de la calle. Eso me da bronca. Desde hace un tiempo cuando subo al auto trato de controlarme, de no enojarme, dejar pasar, para no ponerme mal.
 
Si fueras millonaria, ¿qué coche tendrías?
 
El que tengo está buenísimo. Es una nave. Jamás me hubiera imaginado que, luego de haber estado sentada en mi auto Unión… ¡hoy tendría un Volvo!
 
 
“Villa Cariño pasó de moda”
  
¿Por qué creés que el coche es un lugar de fantasías sexuales para los hombres?
 
¡Y de las mujeres también! Pero no es un lugar de fantasía, es un lugar de paso (risas). Pero creo que ahora el auto ya no se puede usar tanto para eso. Villa Cariño pasó de moda. 

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