Mercado global: Volver a empezar

Los vehículos definidos por software, más allá del desafío tecnológico que comportan, obligan a los fabricantes de automóviles a un replanteo total de su operatividad, de sus vínculos entre sí y de la cultura corporativa.

Mientras sus diseñadores cavilan sus infinitas posibilidades desde el laboratorio, el vehículo definido por software se lleva el mundo por delante o se lo pone de sombrero. Sin embargo, basta que los ejecutivos lo proyecten como modelo de negocios para que la fantasía baje a tierra de un ondazo y el coche del futuro empiece a rechinar como cualquier topolino analógico a los que pretende reemplazar. El vehículo conectado, chiche bombón y autosuficiente es fácil de imaginar pero, como están descubriendo las empresas automovilísticas, muy difícil de ejecutar.

Aunque el vehículo definido por software irrumpa probablemente como el porvenir inexorable de la industria las automotrices esperan que el cambio del hardware al software reduzca los costos de desarrollo, fidelice a los clientes y aumente los ingresos. Crear un smartphone sobre ruedas requiere, por lo pronto, un replanteamiento completo del desarrollo de los vehículos, nuevas relaciones con los proveedores y una revisión de la cultura corporativa.

Todo está en el aire

Hacia 2030, los servicios digitales podrían generar hasta 1.500 millones de dólares de ingresos para la industria global, que se elevarían a los 3.500 millones en 2040, lo que supondría el 40% de los ingresos de la industria automovilística, según datos de la consultora Accenture que publica el portal especializado Automotive News.

Mientras tanto, en 2030 se espera que el mercado de funciones y descarga de suscripciones over-the-air (OTA) alcance los 14.000 millones de dólares, frente a los 3.300 millones del año pasado, según la consultora Deloitte.

Sin embargo, la transición ha provocado retrasos y errores, sobre todo en Cariad, la subdivisión del Grupo Volkswagen dedicada exclusivamente al desarrollo del software.

Cuatro años después de su creación, Herbert Diess, CEO de Volkswagen, fue eyectado de la compañía, entre otras cosas, por los magros resultados de la andadura de Cariad. Los contratiempos de la división de software paralizaron el lanzamiento del nuevo Audi Q6 E-tron totalmente eléctrico y del Porsche Macan eléctrico de batería.

Otras víctimas de la nueva carrera armamentística digital son dos vehículos eléctricos de Volvo. El SUV EX90, buque insignia de la marca, se retrasó por problemas en las pruebas de software de “misión crítica”, mientras que las entregas del SUV pequeño EX30 se paralizaron porque una actualización de software crucial solo podía realizarse en los concesionarios. A todo esto ninguno de los cuatro modelos es un verdadero vehículo definido por software.

Paso a paso

En rigor, lo que se considera un vehículo definido por software todavía es objeto de debate, pero la mayoría de los jugadores está de acuerdo en que debe tener un sistema informático centralizado con unidades de control electrónico que gestionen una serie de funciones a bordo, así como el flujo de datos hacia y desde la nube.

“La promesa del vehículo definido por software va por el mismo camino que la promesa de los vehículos autónomos. Es difícil”, admite Jean-Marie Lapeyre, Director de Tecnología e Innovación de Capgemini, la corporación multinacional francesa de servicios de consultoría tecnológica para el sector de la automoción. Las expectativas no han disminuido a pesar de los desafíos que comporta.

Stellantis, por ejemplo, conjetura que generará 21.600 millones de dólares de ingresos adicionales de ahora a 2030, a medida que los clientes aprovechen el software para pagar por funciones, actualizaciones y suscripciones.

Renault, por su parte, espera reducir en un 50% el tiempo de desarrollo de los vehículos reutilizando el software descargado de la nube en un nuevo “chasis digital” creado con la ayuda del fabricante de chips Qualcomm y que funciona con un sistema operativo Android.

El acento puesto en el software también contribuirá a la reducción prevista del 40% de los costos de los vehículos eléctricos de Renault, según le atribuyen a los voceros de la compañía.

La cosa va rápido. Si bien en 2021 sólo el 2,4% de los vehículos en circulación podrían describirse como definidos por software -con Tesla a la cabeza- según los datos de Deloitte, para 2030, eel 90% o más se ajustará a esa definición, según prevé la consultora en un reciente informe sobre el futuro del vehículo definido por software.

Paso a paso

En rigor, lo que se considera un vehículo definido por software todavía es objeto de debate, pero la mayoría de los jugadores está de acuerdo en que debe tener un sistema informático centralizado con unidades de control electrónico que gestionen una serie de funciones a bordo, así como el flujo de datos hacia y desde la nube.

“La promesa del vehículo definido por software va por el mismo camino que la promesa de los vehículos autónomos. Es difícil”, admite Jean-Marie Lapeyre, Director de Tecnología e Innovación de Capgemini, la corporación multinacional francesa de servicios de consultoría tecnológica para el sector de la automoción. Las expectativas no han disminuido a pesar de los desafíos que comporta.

Stellantis, por ejemplo, conjetura que generará 21.600 millones de dólares de ingresos adicionales de ahora a 2030, a medida que los clientes aprovechen el software para pagar por funciones, actualizaciones y suscripciones.

Renault, por su parte, espera reducir en un 50% el tiempo de desarrollo de los vehículos reutilizando el software descargado de la nube en un nuevo “chasis digital” creado con la ayuda del fabricante de chips Qualcomm y que funciona con un sistema operativo Android.

El acento puesto en el software también contribuirá a la reducción prevista del 40% de los costos de los vehículos eléctricos de Renault, según le atribuyen a los voceros de la compañía.

La cosa va rápido. Si bien en 2021 sólo el 2,4% de los vehículos en circulación podrían describirse como definidos por software -con Tesla a la cabeza- según los datos de Deloitte, para 2030, eel 90% o más se ajustará a esa definición, según prevé la consultora en un reciente informe sobre el futuro del vehículo definido por software.

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