Rol, función y tarea del mentor

Este manifiesto oficia de presentación en sociedad ante los nuevos lectores y como evocación de los atributos del oficio para quienes siguen estas páginas desde el origen de la revista.

 

Decidí llamarme Mentor al tomar como referencia a los pedagogos que desarrollaban sus métodos y saberes en tiempos previos a la creación de las escuelas, instalándose en las casas de familias nobles o adineradas con hijos pequeños o incluso adolescentes.

 

El mentor-pedagogo tenía la función de introducir a los niños y jóvenes en la lectoescritura, enseñaba matemáticas, gramática, geografía. También reglas de etiqueta, de cortesía. Además enseñaba equitación, el arte de la esgrima, música y capacitaba en todo lo concerniente a su aseo personal y vestimentas.

 

Su función era la formación de su alumno en forma integral, hasta convertirse en joven adulto. Es decir, acompañarlo en un segmento de sus vidas.

 

Esto demandaba del mentor ser versado en todas estas tareas, tener empatía con su alumno en las fases de su crecimiento hasta hacerse independiente, un proceso que por supuesto movilizaba el sistema familiar, porque cualquier cambio afecta y redefine a todo el sistema.

 

Una vez cumplido con su contrato, el mentor se trasladaba a la casa de otra familia, y recomenzaba a ejercer su rol, su función y su tarea. Ese legado de los auténticos sabelotodos fue mi fuente de inspiración para desarrollar la vocación de transmitir conocimientos, democratizarlos y que sigan su propio curso.

 

 

Y agrego:

 

Manifiesto que entiendo mi rol como un todo, y tal como aquellos mentores-pedagogos, suscribo que el secreto no es trabajar como Mentor, sino ser mentor las 24 horas del día.

 

Manifiesto que corren otros tiempos y mi función como mentor no es ayudar a la gente, sino colaborar y acompañarlos, para poder modificar las disfuncionalidades que lo traen a la consulta y resolver los conflictos consigo mismo, con su familia y con el medio.

 

Manifiesto que como mentor intento lograr que el consultante se plantee el interrogante: si yo no soy para mí ¿quién es para mí y si no es ahora, cuándo?

El objetivo es indagar juntos en sus respuestas, comprender y accionar en consecuencia para ser cada día mas íntegro y más independiente a través de cambios orgánicos y no dramáticos.

 

Manifiesto que como mentor determino que toda consecuencia tiene una causa. Por lo tanto, debo comprender juntamente con mi cliente cuáles son los orígenes de las disfunciones o conflictos que traen al cliente a la consulta.

 

Manifiesto que utilizo desde la primera entrevista un Genograma, que le da marco, aclara y me permite conocer y diagnosticar los orígenes cercanos o remotos que han modelado las conductas, las reacciones y las relaciones, haciéndole participe de historias sobre silencios, secretos familiares que no sabe que los conoce en forma inconsciente, cuentas pendientes de ancestros que le toca pagar, o identificaciones que lo llevan a repetir situaciones que lo paralizan o bloquean en determinadas circunstancias.

 

Manifiesto que en esta búsqueda no sólo profundizo junto al cliente en sus raíces, en busca de secretos, elementos que se volvieron inconfesables en su entorno, migraciones, traumas de guerra, suicidios, violaciones, incestos, para que pueda integrar sucesos y cicatrizar heridas internas.

 

Manifiesto que la inmersión en el pasado permite confrontarlo no sólo con su realidad personal, sino también con el mundo real donde le toca vivir.

Por eso estoy atento y me nutro de las noticias diarias para poder ubicarme a mí en primer lugar y, por ende, hacer participe a mi cliente, ubicándolo en el aquí y ahora, en la comprensión del paradigma social vigente.

 

Manifiesto que me concentro en ver el árbol la rama y la hoja, a medida que se concatenan las situaciones que el cliente expone, para poder discernir la imagen que devuelve el fondo. Esta mirada holística incluye no sólo el relato en sí sino también la observación de la posición corporal, la mirada, las inflexiones de la voz, las posibles marcas que revelan la conciencia o no de la enfermedad que lo trae a mi consulta.

 

Manifiesto que como mentor estoy atento a los síntomas físicos de mi consultante al entender que son una manera de comunicar sus dificultades y disfunciones. Entiendo que problemas de piel, toses, dolores musculares, las formas que adopta la angustia o la ansiedad son modos de comunicar un sufrimiento. Debo entonces escuchar al cuerpo para poder convertir estos síntomas psicosomáticos en palabras, llevar lo inconsciente a lo consciente, y de allí actuar en consecuencia.

 

Sería, en rigor, imposible comprender este lenguaje con el que el consultante se comunica con el mundo sin profundizar en la fisiología del cuerpo humano y sus relaciones con sus conductas, actualizándome en forma permanente. Nominando, poniéndole palabras a estos intentos de comunicar malestares no sólo del soma sino también de la psique.

 

Manifiesto que para completar el conocimiento del cliente no sólo debo tener conocimientos del cuerpo humano, sino también de etología, es decir el comportamiento animal. Conocer, por ejemplo, el concepto de pregnancia de los patos y los gansos, cualidad también presente en la conducta humana.

 

Manifiesto que como mentor mi tarea es conocer historia y geografía de los tiempos en nuestro mundo, imprescindible para poder seguir y analizar el derrotero de la familia de origen del consultante y así establecer las huellas que han dejado las migraciones de los ancestros. Parto de la base de que el hombre es un ser migrante por naturaleza.

 

Manifiesto que es contrario a mi espíritu la super especialización en cualquiera de los saberes, para no caer en la trampa del traumatólogo que ve al paciente desde la perspectiva acotada de su rodilla y no como un sujeto total.

 

Manifiesto que al tomar una distancia operativa respecto de mi cliente, mi campo de acción se ve ampliado para poder operar en todas las edades evolutivas de las personas y en distintos momentos de su vida, incluyendo sus lugares sociales y familiares.

 

Este espectro es tan amplio que a través de estos casi 50 años de ejercer el Mentoring pude tratar familias y niños con diversas dificultades, familias que poseen empresas, acompañar en caminos de duelo, adolescentes con indefiniciones vocacionales, adultos en la búsqueda de la identidad soñada, acompañar en procesos de prejubilación, y todo esto es muy fácil porque gira sobre dos ejes fundamentales: la persona y sus relaciones consigo mismo, con otros seres, con la familia, con el medio donde está inserto.

 

Manifiesto que abrevar del pensamiento lateral y el pensamiento estratégico me permite resolver situaciones familiares conflictivas, situaciones de negociación, no sólo hacia el mundo interno, sino en el acompañamiento en instancias de negociación y ventas empresarias.

 

En mi Rol de mentor acompaño a clientes empresarios a las ferias del sector para enseñarles a negociar en vez de comprar y vender mercadería. A dominar el arte de la negociación, transmitiendo y reforzando este conocimiento en mis clientes para ser utilizado con éxito tanto en lo empresarial, en el desarrollo de la empresa como en la elección de un sucesor, abrir el camino a un joven entrepreneur, o recuperarse de una quiebra.

 

 

Manifiesto que acompaño a mi cliente en la búsqueda de su identidad soñada sin influir de ninguna manera en su decisión. Puesto que la única manera de acercarse a ella es a través de su propio conocimiento y expectativas, no tanto de sus deseos como sus reales posibilidades.

 

Manifiesto que al disolver los conflictos internos en una empresa familiar se aleja el fantasma de quiebre del vínculo, porque mi convencimiento es que una empresa puede cerrarse y volverse a armar, pero la rotura de lazos familiares termina ofendiendo hasta la tercera generación subsiguiente.

 

Manifiesto que otra de mis tareas y funciones es acompañar a mi consultante a discernir entre dudas e incertidumbre señalándole las dificultades en sus adaptaciones a la realidad y a la vez ilustrándole para elevar su nivel de tolerancia a la frustración. Y eso exige discernir entre fracaso y frustración, acompañando a mi cliente a integrar sus desilusiones y afrontar sus pérdidas.

Hacer comprender las diferencias entre culpa y responsabilidad señalándole salidas estratégicas de aquellos círculos viciosos a los que mi cliente le es dificultoso o imposible salir.

 

Desde Barcelona, julio de 2020.

 

Ernesto Beibe

Mentor

+34 628 698 809

ernesto.beibe@gmail.com

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