La industria del automóvil está estrechamente ligada al medio ambiente y a la economía. De allí que un creciente número de fabricantes esté desarrollando planes de sostenibilidad.
BMW, firma alemana que de acuerdo con el índice de sostenibilidad del Dow Jones es el fabricante de vehículos más sostenible desde el 2005. En efecto, a través de EfficientDynamics —un plan de utilización de múltiples tecnologías innovadoras—, BMW se ha planteado no sólo el objetivo de reducir continuamente las emisiones sino de ir un paso más allá, orientando hacia la sostenibilidad todo el proceso desde el diseño hasta la fabricación, desde la vida útil del vehículo hasta su retirada de las calles.
En los Estados Unidos, por su parte, el gigante Ford está utilizando materiales naturales o reciclados para sustituir los petroquímicos: para las puertas y el sistema de cables ha incorporado un plástico elaborado con fibras naturales, y para los asientos, una espuma de soya cubierta con telas confeccionadas con materiales reciclados, las cuales se utilizan también para las alfombras.
Otro coloso automovilístico que presentó recientemente un programa de desarrollo de motores y plataformas encaminado al crecimiento sostenible es Toyota, empresa que puso en marcha, Toyota New Global Architecture (TNGA), mediante el cual establece que sus instalaciones productivas se enfocarán en lograr una reducción del 20% de los recursos necesarios para el desarrollo de nuevos modelos y un 55% de las emisiones de CO2.
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