La idea de los coches sin conductor parece estar en contra de algunas costumbres de consumo importantes, que podría hacerlos desistir de la idea de comprarlos, al menos por ahora.
Si el volumen y la intensidad de los comentarios a un nuevo estudio de autos sin conductor publicado aquí a principios de esta semana (Driverless cars: Majority Don’t Believe They Will Ever Own One; 60% Of Millennials) sirve como indicación, hay una seria oposición al tema.
Algunos de los comentarios abordaron la cuestión del placer de conducir un auto. Por ejemplo, el siguiente comentario de Jonathan establece bastante bien: “Habría que preguntarse por qué la gente conduce y cuál es el disfrute que obtienen de ello. Esto (por suerte) mantendrá a los coches sin conductor fuera de la carretera durante un buen tiempo”.
Y el otro lado estaba representado más notablemente por Jennifer, quien declaró: “Manejar puede ser divertido, pero también una enorme pérdida de tiempo y energía, así como un uso ineficiente de los recursos. Sospecho que en el futuro tendremos parques de automóviles, para que los que todavía quieren estar detrás del volante, puedan disfrutar plenamente sin ningún tipo de barreras o normas de tránsito, o atascos de tráfico”.
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