Iniciamos esta edición con un mensaje que puede ser tomado como broma (“¿En qué estarán pensando quienes hacen esta revista?”, dirá más de alguno), o como una idea para reflexionar seriamente.
Nuestra nota de tapa hace referencia a una cuestión que, no por reiterada, deja de ser cierta.
Se trata de pensar recurrentemente en el curso de nuestros negocios.
Y que eso está más allá de lo cotidiano, de la reposición de los productos, de ver si tal o cual línea está en precio, si compramos o no esa oferta que nos acercan.
Eso es cuestión, casi, del día a día.
Pensar es el primer paso hacia la planificación, en el sentido de tener en claro hacía donde queremos llegar, cual es nuestro horizonte (en el corto, mediano y largo plazo).
Lo invito a que haga memoria del momento en el que decidió comenzar su negocio, empresa, fábrica. O cuando se hizo cargo de ella. Y que luego, trate de hacer memoria cuantas veces escribió, si, escribió en un papel a dónde quería llegar en un período determinado de tiempo (5, 10 años, o el tiempo que le se ocurra).
Aunque suene extraño, yo siempre cito el ejemplo de Arcor.
Cuando era niño, recuerdo que no había placer más grande que el de un “Bocadito Holanda” (si Ud., estimado lector esta cerca de la cincuentena, seguramente lo recuerda: una especie de caramelo, del tamaño del doble de largo de uno convencional, con un sabor extraño entre dulce de leche y chocolate).
Ese era uno de los primeros productos de una empresa que hoy es líder mundial en golosinas (y alimentos), y que además, es dueña de marcas que la precedieron: Noel, Laponia, Bagley, La Campagnola…
Es cierto que seguramente sus fundadores no imaginaban alcanzar el lugar que hoy detentan… pero es altamente probable que en algún momento de su desarrollo industrial y comercial si lo hicieron.
Si bien el ejemplo pueda sonar un poco exagerado, creo que vale para el mensaje que es nuestra intención transmitir, acerca de la importancia fundamental de saber hacia dónde queremos llegar o como mínimo, hacía dónde nos orientamos.
Lo importante es diseñar el curso de acción (ya que si lo tenemos, podemos corregir el rumbo, sin perder el horizonte).
Para cerrar, un proverbio Chino que dice “El camino largo, comienza con el primer paso.
Hasta la próxima,
