Los costos internos, la baja productividad, el relacionamiento con los sindicatos y acuerdos productivos que no terminan de concretarse o se dilatan, son hechos que complican la realidad de empresas de ensamblado de vehículos y autopartistas.
Las dos empresas que quedan ensamblando vehículos en Uruguay —Nordex y Lifan— están en problemas. En Nordex se terminó de caer un proyecto de armado de vehículos asiáticos de la marca Geely.
Ya desde el año pasado, esa línea de producción venía con problemas y la plantilla de trabajadores estaba en el seguro de paro desde marzo.En el caso de la otra armadora, Lifan, la situación también es compleja. La ensambladora dejó de producir en diciembre pasado y todos sus trabajadores —270— están en el subsidio de desempleo. Los responsables de Lifan en Uruguay esperan una decisión de la casa matriz en china.
La producción de Lifan en la plaza local tenía como destino a Brasil donde la recesión económica golpeó fuerte en sectores productivos con una consiguiente caída de la demanda de automóviles.Dos compañías que también han visto sus pedidos afectados por la crisis en Brasil son las autopartista de origen japones Yzaki y Takata.
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