Cuando en 1962 se promulgó la primera política automotriz, Venezuela tenía una tasa de crecimiento anual de 16% y para entonces las ensambladoras incorporaban 22% de autopartes nacionales en los vehículos de pasajeros y 25% en los camiones. Incluso, a finales de la década las empresas de autopartes se abrieron paso en los mercados internacionales.
Cincuenta años después, luego de diversas reformulaciones de las políticas en los últimos 10 años- la producción venezolana de autopartes está en franco retroceso: menos ensambladoras, plantas cerradas o tomadas por los sindicatos y una falta de competitividad e inversión que deja al descubierto las fallas en la formulación de la legislación que rige al sector.
Las empresas sólo están haciendo inversiones insignificantes destinadas básicamente al mantenimiento, pues la falta de competitividad provocada por el entramado legal, el control cambiario y la amenaza constante de expropiación impide la elaboración de planes a mediano y largo plazo.
Agregó que hace 20 años había 160 autopartistas y una gran cantidad de pequeñas empresas que con un poco de inversión podían convertirse en potenciales exportadores. En 10 años se perdió todo estímulo y hoy sólo hay cerca de 60 empresas dedicadas a la producción de piezas de equipo original (suplidores directos de las ensambladoras), de las 4 apenas 8 o 10 se encargan de 90% de los suministros.
La industria de autopartes había generado hasta 25.000 puestos de trabajo, mientras que en la actualidad cuenta con 12.000 empleados. En los últimos 4 años se han perdido más de 3.000 empleos, lo que afecta en mayor medida a empresas con capital netamente venezolano, sin importar su tamaño.
Fuente: www.entornointeligente.com