El proveedor automovilístico alemán ZF Friedrichshafen anunció que registró unas pérdidas de 1.100 millones de dólares el año pasado, mientras reservaba cientos de millones de euros para una reestructuración con la que hacer frente a lo que calificó de “enorme presión” a la que se enfrenta su industria
El sector automovilístico europeo se enfrenta a la debilidad de la demanda, el elevado costo de la transición a los vehículos eléctricos, la competencia barata de China y las crecientes tensiones comerciales.
ZF tiene previsto recortar hasta 14.000 puestos de trabajo en Alemania de aquí a 2028, lo que equivaldría a uno de cada cuatro empleos. Ya se han cerrado varias plantas de menor tamaño. El año pasado, la plantilla en Alemania se redujo en unos 4.000 puestos.
Este año no habrá mejoras, ya que se espera que los ingresos se sitúen por encima de los 40.000 millones de euros en medio de “la continua presión de la transformación y la incertidumbre causada por las influencias geopolíticas y proteccionistas”.

“Las perspectivas para el ejercicio 2025 siguen siendo prudentes. Una vez más se espera que el crecimiento económico sea débil, especialmente en la zona euro y Alemania, y los mercados de vehículos podrían permanecer por debajo de los niveles del año anterior”, dijo ZF.
Bosch, en tanto, apura otra perspectiva. El gigante tecnológico alemán sigue “apostando” por Norteamérica en medio de los anuncios de aranceles. En un comunicado, el proveedor anticipó planes de expansión en la región de Norteamérica, al tiempo que subrayó que confía en el potencial a largo plazo del mercado norteamericano para seguir expandiendo su negocio local. “Al tiempo que nos centramos en nuestro principio de ´lo local para lo local´, trabajamos simultáneamente en una red de producción internacional y estamos posicionados globalmente”, añadió en el reporte de prensa.