Aftermarket

Fras-Le adquiere Nakata

Dentro de su proyecto de expansión, Fras-le, una empresa del grupo Randon y uno de los mayores fabricantes globales de materiales de fricción, firmó el 17/12/2019, la compra integral de las acciones de Nakata Automotiva, con sede en São Paulo, incluyendo sus unidades en los estados de São Paulo y Minas Gerais. La empresa, consolidada entre las líderes del sector, fabrica y comercializa componentes destinados a vehículos livianos, pesados y motocicletas, incluyendo un amplio portafolio de productos para suspensión, dirección, trasmisión, freno y motor. La conclusión de la adquisición está condicionada a la aprobación de la Asamblea General Extraordinaria de accionistas de Fras-le, que será marcada, y del Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), así como otras autoridades antimonopolio de otras jurisdicciones, según corresponda. La expectativa de la Compañía es que el negocio se consolide hasta el segundo trimestre de 2020. Según Sergio L. de Carvalho, CEO de Fras-le y COO de la División Autopartes de las Empresas Randon, esta adquisición refleja la sinergia con los planes estratégicos de crecimiento de la empresa. “Con Nakata, Fras-le adiciona productos de suspensión, dirección y transmisión a los productos del sistema de freno que ya integran el actual portafolio, aumentando significativamente su penetración en el mercado de reposición nacional e internacional. Se beneficia tanto la empresa, que gana diferencial competitivo, como el cliente, que cuenta con más diversidad de productos”, declara. Fras-le reitera el compromiso con sus clientes buscando soluciones para atender mejor las demandas de mercado y sus necesidades específicas. Según Sergio Masufri, Gerente General de Armetal Autopartes y Fras-Le Argentina, “la operación permitirá consolidar los negocios actuales de la marca en el mercado argentino y brindará la oportunidad de desarrollo de nuevas líneas de producto y segmentos y permitirá el acceso a nuevas fuentes de abastecimiento internacionales”.

Reiniciar

Nuestra cabeza se acomoda dentro de la incertidumbre para encarar el período con la mayor eficacia posible. Una coyuntura para ver nuestro negocio y preguntarnos qué hace falta poner de nuestra parte para salir adelante.     Recesión, colapso cambiario, ausencia de precios, la película es demasiado conocida para que el canal de venta autopartista tenga tiempo para pegar el grito en el cielo y quedarse en el molde. El mercado pide respuestas cada día y no espera necesariamente a que sobrevenga algún tipo de calma chicha adosada a la primavera para salir, una vez más, indemnes por pensamiento mágico. Por el momento hay hay que aguzar la imaginación para atraer clientes, conseguir mejores proveedores, minimizar costos y probar productos nuevos, optimizar la operatoria. Siempre hay que recordar que este mercado se hizo con el sudor y lágrima de empresarios PyMEs que pusieron el lomo y mucho tiempo. Por ese motivo, es que hay tantas empresas familiares en el sector. Siempre vamos a encontrar maneras de eludir la posibilidad de parar la pelota. Pero si nos ponemos a pensar, seguramente encontraremos momentos en los cuales lo hicimos por decisión propia o por que la vida nos llevó a hacerlo.   Volver a empezar   En nuestra cabeza, generalmente el mundo está lleno de Cielos e Infiernos, ángeles y demonios, buenos y malos. Pero la realidad es que el mundo es un gran Purgatorio, un lugar de grises. Nos gusta pensar que podemos hacer las cosas bien o mal, que tal o cual empleado es un crack o un tonto, o que alguno con los que hacemos negocios es un “garca”o un tipo de bien. ¿Por qué? Por que parece que es más fácil y seguro. Pero no. El mundo está lleno de grises. Y hacerse cargo de eso puede ayudarnos a tener una mejor vida y un mejor negocio. Dejemos de pensar en blanco y negro y juguemos en las grandes ligas del “mundo de los grises”. No todo lo que hacemos en nuestro exitosos negocios es maravilloso, ni todo lo que hacemos en nuestros negocios que no van tan bien son equivocaciones. Imaginemos que podemos empezar con la hoja en blanco. Demos las cartas de nuevo.   Lista de interrogantes   -¿Cómo armaríamos nuestro negocio desde cero? -¿Venderíamos de la misma manera o cambiaríamos? -¿Produciríamos de la misma forma o cambiaríamos algo? -¿Con qué personas nos gustaría trabajar? -¿A quién elegiríamos de socio? -¿Con quién no queremos trabajar? -¿Qué tareas nos gustaría realizar? -¿Qué tareas claramente no realizaríamos nunca más? -¿A qué le dedicaríamos más tiempo? -¿En qué nos gustaría especializarnos? -¿A qué hora nos gustaría entrar a trabajar y a qué hora nos gustaría irnos del negocio? -¿Qué nos enseña la crisis para mejorar nuestro negocio?   Ahora que respondimos internamente estas preguntas, pongámonos “frente al espejo” y preguntémonos: ¿Nuestro actual trabajo responde a esas preguntas? Si la respuesta es un SÍ, cambiemos lo mínimo posible. Si es un NO rotundo, es hora de empezar de nuevo, sin lugar a dudas. Preparémonos para hacer la implosión lo antes posible.  La experiencia revela  que es casi seguro que la mayoría estamos en condiciones de decir que la respuesta es “más o menos”. Como hemos dicho, el mundo está lleno de matices de grises. ¿No será momento de volver a empezar con la cabeza más limpia? ¿No será momento de atender a las cosas que queremos cambiar? Una nueva historia comienza en cada cimbronazo del mercado.   Nuevos proyectos Todos tenemos una historia “Lecciones te dio la vida” reza un dicho popular que muestra la experiencia de los mayores. Entonces, ¿por qué no aprender de nuestras propias historias? Así como todos tenemos una historia vivida en el pasado, tenemos una historia por escribir en el futuro. A la historia vivida no le podemos hacer muchos cambios, más allá de agrandar nuestras hazañas o minimizar nuestras metidas de pata. Pero sí podemos hacer algo con nuestra historia por vivir.  Siempre es un buen momento para arrancar con nuevos proyectos y necesitamos tener la mente en alerta. Un nuevo proyecto puede ser trabajar una nueva línea de negocios, apelar a la venta online, distribuir un nuevo producto o simplemente mejorar el negocio que tenemos. Lo importante es tomar las riendas del asunto. ¿Cómo hacerlo? Con disciplina. No hay más misterio que “hacer”. Dejarse de excusas y hacer lo que hay que hacer. Ser disciplinados es la clave. La “magia” está en ponerse el objetivo de frenar y volver a empezar. Definir un par de días alejados del negocio y escaparse, sin compromisos, sin móviles encendidos y sin las computadoras. Sentarse y plantearse “¿qué necesitamos hacer para sortear la situación?” Una vez que tengamos definidos qué vamos hacer tenemos que determinar qué vamos a cambiar. Desde ahí, solo queda apretar las teclas indicadas en nuestra organización. ¿Quiénes son nuestros Borrón y cuenta nueva) ¿Quiénes son esas personas que pueden ayudarnos a “rebootear” el negocio? Y sumarlos a la iniciativa. Con el equipo conformado, ya estamos en condiciones de reiniciar. Con el día definido, tomamos la batuta y vamos para adelante: Borrón y cuenta nueva. Un nuevo día empieza, un nuevo mes empieza y nuevas iniciativas empiezan. Somos los artífices de nuestro destino, una vez más. Pero con la cabeza tan clara, no deberíamos fallar.

Personal: Todos por un objetivo

Es por demás común que en las empresas muchas veces los empleados no sepan cómo trabajar entre equipos bajo un objetivo que vaya más allá de sus intereses personales. Aprender a trabajar en equipo suele ser un aprendizaje que toma tiempo si el paradigma de la empresa es el tradicional, en el que cada persona es reconocida individualmente y no se prioriza la buena comunicación ni la cooperación interáreas basada en un propósito compartido por todos los integrantes de una misma empresa. Para evitar que los empleados se conviertan en pequeñas islas de ego, si estás a cargo de un equipo e incluso como integrante si quieres hacer aportes positivos, necesitas aprender a mejorar relaciones en el ámbito de trabajo, de tal forma que cada uno sepa lo que debe hacer, tenga una fuerte motivación para hacerlo y para ayudar al colega porque entiende que eso redundará en beneficios para toda la planta. Si bien no es lo común en la mentalidad de la empresa tradicional, pensar más allá de los beneficios singulares es una gran oportunidad para mejorar el clima laboral y las relaciones entre empleados y también dentro del nivel ejecutivo. Estas ideas prácticas sirven de base para que todas las personas apunten hacia el mismo objetivo: Compartir un propósito: La posibilidad que brinda el hecho de convertir la visión de la empresa en un propósito que resuena en lo personal es mucho más productiva que el hecho de que cada persona se concentre en sus beneficios personales. Cuando el propósito de toda la compañía se vuelve una intención clara de cada acción que los empleados de cualquier nivel realizan dentro de la empresa, es cuando se pueden ver cambios rotundos en la actitud y en los resultados que se obtienen. Motivarse para ser y no por deber: La motivación es un tema que me apasiona porque es por ella que todos hacemos lo que hacemos con más o menos sentido del esfuerzo y de la responsabilidad. Un empleado que llega tarde reiteradamente o que no cumple con lo mínimo en su trabajo puede ser alguien que simplemente no entiende la importancia de su trabajo con respecto a los otros. Devolverle un sentido de responsabilidad a una persona es también una forma de lograr que entienda su importancia dentro de la empresa y su lugar con respecto a lo que todos van a hacer en la organización. Así, por ejemplo, si la persona que tiene que abrir la puerta de ingreso llega tarde, sería bueno convocar a una reunión con enfoque de Innovación Emocional donde pueda entender que su trabajo es muy simple pero muy importante para todos los demás. Participar de la toma de decisiones: Todos los empleados necesitan sentir que participan de la toma de decisiones, pues esa es una muy buena forma de acentuar el sentido de responsabilidad por el rumbo que tome la compañía, y también es una forma de mostrarles que son escuchados por el equipo directivo. El sentido de participación fomenta cambios de actitud hacia el trabajo y con respecto a la responsabilidad. Es fundamental generar espacios donde todos los equipos puedan expresar sus ideas y trabajar para la toma de decisiones. Aprender a escuchar más allá del ego personal: Los intereses personales, en el paradigma de la empresa del siglo pasado, hacían que muchas personas no participaran de ningún otro sector de la empresa que no fuera el suyo, tampoco permitía la colaboración en pos de logros compartidos pues los reconocimientos individuales eran mucho más valorados que los grupales. En el nuevo paradigma de empresa que sugiero implementar, es muy importante que tanto los líderes de equipos, los ejecutivos, los empleados de segundo y tercer nivel, así como los propios clientes, perciban que el trabajo de cada uno va más allá del deber y del cumplir. De lo que se trata es que cada persona piense que lo que hace realmente está cambiando el mundo: su comunidad, su entorno. Así, siente que está transformando de alguna forma la realidad de los clientes a los que apuntan con cada acción de la empresa. ¿Cooperar o competir?: Competir fue un modelo que funcionó bien hace años, de lo que se trata ahora es de cooperar dentro de la empresa. Creando un ambiente de cooperación multiáreas, multitareas e interconectado, van a lograrse mejores resultados que propiciando la competencia entre empleados que pueden llegar a exacerbar los beneficios personales por sobre el de los otros colegas. Es importante tener en cuenta que en algunos momentos y para algunos proyectos se puede propiciar obtener mayores beneficios personales, por ejemplo, un aumento de sueldo, bonos o premios, sin que se deje de lado el enfoque de trabajo en equipo y cooperativo. Expresar ideas adecuadamente: La comunicación asertiva es una de las habilidades más importantes que una persona puede desarrollar tanto para el ámbito corporativo como para la vida personal. Tener tacto y estilo para comunicar noticias fuertes o plantear malestares es un arte que debe practicarse cotidianamente para gestionar problemáticas comunes dentro de los equipos de trabajo. Si eres capaz de comunicarte asertivamente primero contigo mismo y después con los demás, vas a poder lograr que tus ideas sean mejor entendidas, mejor escuchadas y mayormente aceptadas. Valorar la experiencia: La experiencia es un baluarte del que debes nutrirte a cada segundo independientemente de si tu puesto es gerencial o no. Siempre que recurras a tus propias experiencias pasadas o a la de los otros vas a poder entender mejor nuevos puntos de vista. Los equipos que trabajan en común valoran la experiencia de cada integrante del mismo. Subestimar las opiniones de alguien porque tal vez es nuevo en el cargo es una de las trampas a las que constantemente nos somete aquel viejo paradigma de la empresa que se resiste a cambiar. Por eso es importante estar atento, escuchar a todos y darles participación dentro de los equipos que tengas. Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos; comunicador profesional;

Características de las personas exitosas

¿Alcanza sólo con el entusiasmo y la motivación para triunfar en los negocios? Definitivamente, no, aunque es sumamente importante que no falten cualidades. Si estás en un escalón buscando el éxito en cualquier campo de tu vida, sin importar de momento lo inalcanzable que parezca, puedes considerar la posibilidad de desarrollar ciertas cualidades para conectar más rápidamente con tu espíritu de logro personal. 1. Capacidad de ver más allá de lo obvio. Las personas exitosas visualizan escenarios aún no descubiertos por otros, con alternativas a los caminos convencionales para alcanzarlos. 2. Capacidad de resiliencia y tolerancia a la frustración. Han desarrollado una destreza que permiten convertir los fracasos en persistencia resiliente, para reconstruirse más allá de las dificultades. 3. Capacidad para detectar oportunidades. En épocas difíciles y caóticas, esta habilidad típica de los exitosos les permite alcanzar un olfato especial para detectar algo nuevo donde los demás se sienten asustados o desconcertados. 4. Capacidad de conectar con los demás. Las personas exitosas son especialistas en tender redes de contactos, compartir experiencias y nutrirse del intercambio con otros. La curiosidad es su lema. 5. Capacidad de innovar permanentemente. Tienen el pensamiento lateral muy desarrollado. Como son inconformistas disfrutan creando alternativas a lo ya conocido en cualquier campo, para abrir nichos de mercado, dar soluciones a nuevos problemas y así desarrollar su espíritu hacedor. 6. Capacidad de fortalecerse internamente frente a los desafíos. Los exitosos saben que las dificultades son parte del suceso, y se adecuan rápidamente a lo que acontece. Afrontan los retos con entereza y decisión. 7. Capacidad de ser flexible ante los cambios. Abrazan los cambios con una alquimia compuesta por un razonable optimismo, intuición y conocimiento. 8. Capacidad de dirección, organización y productividad. Les gusta conducir sus proyectos y enfocarse en la productividad de los procesos. Sostienen una visión y misión que los apasiona y los cautiva, con energía superlativa todo el tiempo. 9. Capacidad para tomar riesgos. Las personas exitosas aprendieron a tomar riesgos calculados; estudian escenarios alternativos y huyen de la inacción, que los frustra y aburre. 10. Capacidad de decidir rápidamente. El exitoso disfruta ejercitando la decisión rápida; le gusta apoyarse en personas con capacidad analítica y contar con datos. Sin embargo, hay un instante de profunda compenetración con su intuición que los suele guiar. 11. Capacidad de elegir el mejor equipo. Como saben que no pueden hacerlo solos -por más que se trabaje en forma independiente-, construyen equipos interdependientes, los lideran y conduce en el camino del éxito. Suele asumir como aprendizajes las equivocaciones que devienen naturalmente hasta dar con las personas apropiadas. 12. Capacidad de convertir lo complejo en sencillo. Internamente, las personas exitosas tienen la habilidad de simplificar lo complejo del mundo. Las soluciones que proponen sus acciones muchas veces se basan en los caminos que dicta el sentido común que, de tan a la mano, son dejadas de lado por otros. Y allí radica parte de su éxito. 13. Capacidad de tener excelentes ideas, y llevarlas a la acción. La acción es el motor que alimenta su vida. Se arriesga; a veces gana, y otras, pierde. Capitaliza sus iniciativas por algún motivo que no siempre es el rédito económico, como puede ser la experiencia y la curiosidad que lo mantiene vivo. Daniel Colombo Master Coach Internacional especializado en CEO, alta gerencia y profesionales; conferencista internacional; motivador; autor de 21 libros y comunicador profesional Daniel ColomboMotivador y Master Coach Internacional especializado en CEO, alta gerencia y profesionales; conferencista internacional; autor de 21 libros y comunicador profesional. danielcolombo.com/